Oriol Junqueras propuso que para desencallar la investidura del nuevo presidente de la Generalitat habría que ofrecer a Carles Puigdemont una presidencia simbólica que ejercería desde Bruselas y tener otra presidencia ejecutiva instalada al Palau de la Generalitat.
Todo apunta que las negociaciones que se están haciendo entre Junts per Catalunya y ERC van en esta dirección, y que el mismo Carles Puigdemont estaría de acuerdo al aceptar esta solución.
Esta investidura simbólica iría a cargo de la Asamblea de Electos de Cataluña, cosa que evitaría la intervención del Tribunal Constitucional porque esta asamblea no tiene ningún tipo de amparo legal, y sería el Parlament el encargado de investir el presidente ejecutivo.
La Asamblea de Electos de Cataluña es una plataforma impulsada por la Asociación de Municipios por la Independencia y fundada el 26 de octubre del 2016 con el objetivo de «proteger las instituciones catalanas» de las injerencias del Estado.
Los datos de la Asamblea de Electos de Cataluña apuntan que hay alrededor de 4.000 inscritos, de las 9.283 personas que podrían formar parte de la plataforma, divididos entre los 9.077 alcaldes y regidores, 16 senadores, 135 diputados al Parlament, 47 diputados del Congreso y 8 eurodiputados.
Se da la circunstancia que ni la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ni los alcaldes de la mayoría de las ciudades catalanas más grandes forman parte de esta plataforma.
A la salida de la reunión de este lunes entre diputados de JxCat y Carles Puigdemont en Bruselas, el portavoz del grupo parlamentario, Eduard Pujol, no ha querido concretar nada sobre este extremo, pero se sabe que su formación no quiere dejar a Puigdemont en un papel meramente simbólico, a pesar de que desde el PDECat se apunta que cada vez se está más cerca del acuerdo con los republicanos.
