El del columnista Salvador Sostres, que ha sido en el pasado reciente un partidario acérrimo de Artur Mas y Convergència, sector prenafetista. El caso es doblemente excepcional porque no sólo fue votante del PSC antes de optar por Convergència, según ha explicado el propio Sostres, sino que ha sido un crítico despiadado de JosepAntoni Duran i Lleida y de Unió, y ahora la plataforma formada por los últimos de la extinta formación democristiana, Units per Avançar, se ha aliado electoralmente con el PSC.
En la columna de opinión que publica este martes en ABC, el controvertido ex-opinador de Avui rompe definitivamente con su perfil de independentista hiperventilado y efectúa el giro posibilista definitivo: «El posibilismo está mal visto en la política catalana, tanto por dentro como por fuera. Te dicen: «¡botifler, traidor!». Y es cierto que algunos equilibrios, a parte de parecer extraños, lo son, pero Cataluña es extraña y no se puede tener vocación mayoritaria desde el extremo sino desde el centro, y eso es lo que está intentando Miquel Iceta».
El escrito, titulado «Iceta, para vivir mejor», de hecho, defiende que el líder socialista es «el político más inteligente y brillante de Cataluña, el que mejor expresa las contradicciones, el sentimentalismo y el deseo de prosperidad de un pueblo que ha sido engañado por unos políticos que decían amarlo pero que a la hora de la verdad, o bien se han fugado como cobardes, o bien han reconocido que su amor tenía mucho más de fulgor de una noche que de promesa perdurable»».
Sobre la alianza con Units per Avançar, considera que está haciendo «un esfuerzo imperfecto pero valiente para ocupar la centralidad y todavía más: para desplazar la centralidad hacia aguas más tibias y menos enfrentadas«.
Vinculando la maniobra con el pragmatismo de JordiPujol cuando creó Convergència i Unió, y desmarcando a Iceta de RaimonObiols, a quien atribuye un idealismo perdedor, Sostres sostiene que el PSC «ha abandonado cualquier rastro del resentimiento social que alguna vez le caracterizó. Aquella siniestra propaganda de los desclasados, aquella absurda apología del Baix Llobregat como si en una tierra donde se vive tan bien como en Cataluña tuviera algún sentido insistir en la «lucha de clases»«. Según Sostres, quien tiempo atrás se refería a los «quinquis del Baix», Iceta ahora «ha dejado paso al sentido común».