El objetivo final que guía actualmente la estrategia independentista es forzar al gobierno de Madrid a negociar la república proclamada en el Parlament el pasado día 27 de octubre. Su arma para conseguirlo es incrementar la inestabilidad social en Cataluña para que esto repercuta en la cotización de la Bolsa española y en la prima de riesgo y llevar el Estado español a la amenaza de default, obligándolo a rendirse.
En los últimos días, en varios foros de las redes sociales y en medios de comunicación indepes se pone obsesivamente la mirada en la evolución del Ibex 35 y de la prima de riesgo, resaltando como un triunfo propio cuando las fluctuaciones de estos índices van, respectivamente, a la baja y al alza. Lo más curioso es que algunos de estos digitales indepes insertan, sin ningún tipo de escrúpulos, publicidad de pago de empresas cotizadas del Ibex 35… ¡que periodísticamente celebran que se hundan!
Esta estrategia de presionar al gobierno de Madrid con la desestabilización de los indicadores económicos fundamentales ya fue teorizada hace años por el ex-vicepresidente Oriol Junqueras, actualmente encarcelado en la prisión de Estremera. Según la hipótesis del presidente de ERC, España no aguantaría una huelga general de una semana en Cataluña y acabaría por aceptar la secesión.
La huelga general de este miércoles día 8 se inserta en esta estrategia. El mínimo seguimiento que ha tenido la convocatoria en el sector privado contrasta con el impacto circulatorio provocado por los cortes de tráfico a las principales carreteras del país. Los cerebros de esta huelga pretenden, de manera prioritaria, colapsar la autopista AP-7 en la frontera de La Jonquera y en la zona de Alcanar, además de las conexiones con Zaragoza-Madrid por la A-2 y con Andorra por la N-145 para impedir, en especial, el tráfico de mercancías y conseguir, de este modo, una sensación de caos para que la Bolsa baje y la prima de riesgo suba. Cuanto peor, mejor, es el eslógan independentista.
