Eslovenia, el modelo en que se ha inspirado el presidente Carles Puigdemont para dejar en suspenso la declaración de independencia catalana, que dio paso a una secesión de referencia, ha marcado distancias las últimas horas con el proceso catalán a través de dos de sus voces más relevantes.
El primer ministro Miro Cerar ha expresado que la situación de Eslovenia a principios de los años 90 es «completamente diferente» a la de Cataluña en la actualidad, aduciendo que Yugoslavia, a diferencia de España, «no era un Estado democrático» y había empezado a descomponerse. Para Cerar, que se ha mostrado crítico con el uso de la fuerza policial el 1-O, una «debe resolverse en línea con el orden constitucional de España (…) sin violencia, democráticamente y con diálogo».
Matjaz Sinkovec, uno de los signantes de la declaración de soberanía eslovena de 1990, considera que sólo se puede establecer una comparación «superficial» entre los casos de su país y Cataluña, recoge El Confidencial. En cuanto a la votación del 1-O, señala que no se puede comparar con el referéndum esloveno. «El nuestro funcionó de acuerdo con estándares internacionalmente aceptados, sin ninguna interferencia externa, y logramos un resultado histórico extremadamente claro, abrumador. Hasta donde yo entiendo, el catalán no mostró un apoyo tan abrumador», agrega.
