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Arrimadas sufre el efecto de su propio centralismo

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Los partidos tradicionales del Estado siempre han sufrido las dificultades de mantener el mismo discurso en Madrid y en Barcelona, sobre todo cuando se hablaba de cuestiones sensibles con Cataluña. El PSC y el PSOE, el PP y el PP de Cataluña, e incluso la CiU de Duran y la de Mas, habían hecho equilibrios inmensos propios de funambulistas de circo. Pero en Cs siempre habían presumido de mantener el mismo mensaje en toda España. Y, de hecho, lo hacen. Pero después del 1-O y sobre todo a raíz de las decisiones tomadas por el gobierno español y las cargas policiales, el discurso de mano dura y más contundencia hecho por Albert Rivera en Madrid hizo protestar internamente Inés Arrimadas y su gente, que querían hacer más inciso en la vía legal y electoral. Y es que, al final, el centralismo es difícil de gestionar en todas partes. Por más patriota que uno sea.

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