¿Nada volverá a ser como antes?

Los puristas del oficio de periodismo desaconsejan poner interrogantes en los titulares de los artículos de opinión. Pero no consigo evitarlo al concebir el de este artículo sin dejar la pregunta en el aire: ¿qué pasará en Cataluña y España después del 1 de octubre?

Lo qué pasó el 1 de octubre lo hemos visto todos. La imagen más potente y la que ha sacudido a todo el mundo, incluidos los medios de comunicación internacionales, es la de los policías y guardias civiles aporreando a la gente que se resistía a su voluntad de retirar las urnas.

El referéndum se convocó como paso previo a una declaración de independencia de Cataluña por parte del Parlament. Se daba por hecho que ganaría el SÍ y, evidentemente, así ha sido. Los partidarios del NO no han comparecido a la cita. Los datos aportados por el gobierno catalán sobre el resultado de la consulta indican que la participación ha sido del 42,6%, con 2.262.424 SI, 176.566 NO y 45.586 votos en blanco. Los SI superan en unos 300.000 votos los que sumaron Junts pel Sí y la CUP en las últimas elecciones al Parlament y quedan unos 40.000 por debajo de los favorables a la independencia en la consulta que se hizo el 9 de noviembre de 2014.

Tres millones de catalanas y catalanes no participaron en la consulta. El portavoz del gobierno, Jordi Turull, dijo que 700.000 personas se quedaron sin poder votar porque les cerraron el colegio electoral que tenían asignado, pero como se permitió votar donde se quisiera es de suponer que gran parte de este colectivo acabó votando, como hizo el propio presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.

Así las cosas, da más fuerza a los partidarios de la Declaración Unilateral de Independencia la violencia de la represión que los votos emitidos este domingo.

«Nada volverá a ser como antes», escuchamos estos días. El pionero de esta expresión fue Artur Mas que, como presidente de la Generalitat, anunció los recortes que aplicó a los servicios públicos catalanes con esta frase. Tenía razón: Cataluña ha ido a peor desde aquella opción por la austeridad.

Ahora queda por ver si el «después» que se construirá tras el «antes» que dejamos atrás será un avance o un retroceso. Hay que hacer un gran esfuerzo de voluntarismo para pensar que con Mariano Rajoy y Carles Puigdemont al frente de los dos gobiernos el «después» que se acerca traerá buenas noticias para la ciudadanía, dolida y entristecida por lo que ha visto y vivido este primer día de octubre de 2017.

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