El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, acompañados por el vicepresidente del gobierno, Oriol Junqueras, han comparecido para condenar y lamentar el atentado de Barcelona.
«Catalunya ha sido, es y será una tierra de paz y de bienvenida. Y no dejaremos que una minoría acabe con una manera de ser que se ha forjado a lo largo de los siglos», ha afirmado el presidente. «Barcelona es una ciudad de diálogo y democracia, abierta en el mundo y orgullosa de su cosmopolitismo», ha sentenciado la alcaldesa.
Además de tratar de ahuyentar, con sus palabras, cualquier posible reacción xenófoba de la población, el presidente ha querido aclarar cualquier indicio de duda sobre la colaboración entre los cuerpos policiales. Después de felicitar a todos ellos ha afirmado que este 17-A «no ha habido ninguna disputa que valga», en velada referencia a las tensiones entre los departamentos de Interior del Estado y de la Generalitat a lo largo del proceso catalán.
Una muy afectada Colau ha tenido sobre todo palabras para las víctimas y también para agradecer los centenares de muestras de solidaridad recibidas desde todo el mundo. «Su solidaridad nos ayuda mucho. Nos hace sentir mucho más fuertes». Colau ha convocado a la ciudadanía a concentrarse en la ‘zona cero’ del atentado, la misma plaza de Catalunya el viernes a mediodía para guardar un minuto de silencio.
