Carnet por puntos para políticos

Viendo el presidente Mariano Rajoy declarar como testigo ante la Audiencia Nacional por el caso Gürtel (el primer presidente español en activo que declara ante un juez) me preguntaba: ¿qué se tiene que hacer en este país para que te echen de una puñetera vez? Con 100 minutos de interrogatorio y 160 preguntas, el hombre desplegó su más amplio catálogo de cinismo. Sin embargo, dicen sus fans (él, entre ellos…) que salió indemne del interrogatorio. Al gallego nadie le puede negar la habilidad de caer derecho como los gatos, pero de ahí a la indemnidad del discurso hay un trecho. Aun sin dejar ninguna pregunta sin respuesta, después de la declaración se mantienen intactas todas las sospechas sobre el papel de Rajoy en el caso Gürtel y en el resto de casos de corrupción del PP.

Básicamente, y como tantos otros señalados, Rajoy alegó ignorancia para burlar la punibilidad. Tranquilo y desafiante, como un frontón iba devolviendo con parsimonia gallega las pelotas que los abogados le tiraban sin éxito. Como sus obligaciones eran políticas y no económicas, él poco o nada sabía de la existencia de una caja b en el derechista partido; vino a decir que él es un hombre de letras, que no lo agobien con los números, que de eso ya se encargaban otros. También esquivó como mejor supo sus polémicos sms con Bárcenas: «Tengo la costumbre de responder todos los mensajes», dijo sin vergüenza, para después asegurar que, a pesar de los ánimos virtuales que le había enviado, no hizo absolutamente nada para ayudarle. Para más inri, el presidente dice que no conocía Correa y, si lo conocía, «era de saludarle en algún acto, pero no lo puedo afirmar» (aplausos).

Desconoce cómo se pagaron las obras de Génova porque «yo no llevaba el asunto económico», y así fue respondiendo a todas y cada una de las 160 preguntas que se le hicieron a lo largo de los 100 minutos que duró el purgatorio. Rajoy compareció sin ni siquiera mover la pierna, uno de sus principales tics indicadores de nerviosismo.

Insisto, ¿cuántas veces debes pifiarla en este país antes de dimitir o que te dimitan? Visto el acumulado del gallego, deben ser muchas. En política, como en la conducción, sería bueno que se aplicara el carné por puntos. En función de la gravedad de la infracción te quitan unos puntos y cuando se agotan los doce que llevas de origen, debes volver a examinarte. En el caso de los políticos estaría bien que una vez agotada la docena de puntos tengan que volver a presentar y exponerse a la voluntad popular. De hacerlo así, y de la manera que está el patio español, estaríamos todo el día examinando de nuevo a nuestros políticos.

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