Críticas a la selección de personajes de la exposición en la Modelo

El departamento de Justicia, a manos de ERC, ha montado una muestra con 13 personajes para explicar la historia de la prisión de Barcelona en sus 113 años
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Muchas preguntas y pocas respuestas. El departamento de Justicia de la Generalitat, a manos de Esquerra, ha montado una exposición en una de las galerías de la prisión Modelo de Barcelona, ya cerrada y sin internos. Por eso, el historiador Agustí Alcoberro, como comisario, ha querido explicar la trayectoria de este lugar con 13 personajes que, durante una época de su vida, vivieron. Pero diferentes personas que ya han visitado la muestra hacen notar evidentes ausencias y, en cambio, un sesgo hacia deteminadas ideologías.

Entre los personajes escogidos hay independentistas como Jaume Compte, Marcel·lí Perelló y Lluís Maria Xirinacs, republicanos como el presidente Lluís Companys, masones librepensadores como Francesc Ferrer y Guardia, también Salvador Puig Antich o bien los presos sociales Gilda (un conocido travestido) o el Vaquilla (delincuente de la época de la Transición política). Y también un homenaje a los 113 de la Asamblea de Cataluña, detenidos en 1973.

SESGO IDEOLÓGICO

El historiador José Luis Martín Ramos echa en falta a obreros, estudiantes, militantes comunistas, anarquistas o socialistas, entre otros, en un claro sesgo ideológico en el que considera que se han sobrevalorado determinadas ideologías y, en cambio, menospreciado otras. «Se está haciendo una determinada política de memoria«, dice Martín Ramos, que echa en falta nombres como Otilio Alba, Tomàs Pons, Manuel Donaire, Numen Maestros, Joaquim Puig Pidemunt.., algunos de los cuales fusilados por el franquismo, o sindicalistas como Joan Peiró, también fusilado por la dictadura de Franco. Así mismo, hace una crítica a la presencia de Puig Antich: «La memoria histórica es política. Puig Antich era un joven de clase mediana asalariada, y de clase mediana más acomodada eran la mayoría de los otros miembros del MIL. Aquel grupo casi se había desmenuzado poco antes de la detención de Puig Antich. Su muerte, a garrote vil, fue más un gesto de brutalidad del régimen que ninguna otra cosa», explica Martín Ramos.

Este historiador razona de la siguiente manera: «Cuando nuestros nietos o los nietos de nuestros amigos representen la lucha contra la dictadura con una camiseta con la cara de Puig Antich no nos tendremos que extrañar. Será el testigo de otra batalla perdida«.

Y añade que su «estupefacción» crece cuando ve las imágenes de la historia de la Modelo y no hay ni comunistas, ni socialistas ni obreros ni anarquistas. En cambio, «veo un exceso injustificable de independentistas«, como Jaume Compte o Marcel·lí Perelló. Y acaba esta reflexión diciendo que «se trata de un retrato grotesco de la Cataluña luchadora y reprimida». Además, Martín Ramos se pregunta si se trata de una cuestión de incompetencia o de sectarismo, y para él, que ha trabajado como historiador, la dictadura y la Transición, es «una batalla cultural para hacer desaparecer del país aquello que molesta a personas que tienen una concepción estrecha de su propio país».

DIFERENTE SELECCIÓN

Para este historiador, se tendría que haber hecho otra selección o bien haber puesto otros personajes. Por ejemplo, cree que es de difícil justificación que no haya ninguno de los dirigentes comunistas catalanes que pisaron la Modelo durante el franquismo, cuando con uno de ellos ya se hacía el homenaje a un partido como el PSUC, conocido como la formación de los 100 muertos. «Ahora será la de los 100 olvidados«, se queja.

Además, hay la ausencia de cenetistas y faístas, así como de estudiantes y otros políticos como los socialistas, que también ingresaron en la Modelo

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