El veneno que respiramos

      
Título de la imagen
Título de la imagen

Solo el 12% de la población mundial que vive en las ciudades respira un aire limpio según los índices de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las guías turísticas que atraen cada año a miles de visitantes en Barcelona vendiéndola como un paraíso de sol y playa con una calidad de vida envidiable no lo mencionan, pero la ciudad no solo incumple reiteradamente los máximos fijados por la OMS en los niveles de partículas y de óxidos de nitrógeno, sino también los europeos, menos estrictos. Si hacemos una encuesta sobre la contaminación de París, Londres, Copenhague, Turín y Barcelona seguro que casi nadie la acierta. De los cinco ejemplos, la capital catalana ocupa la segunda posición del ranking, por detrás de la ciudad italiana. Aunque parezca increíble, Londres y París están menos contaminadas, y la última es la capital danesa, reina de la bicicleta y pionera en políticas medioambientales.

¿Cómo es posible que Barcelona, más pequeña que metrópolis como París o Londres, las supere ampliamente en cuanto a los índices de polución? La respuesta es fácil: hay más densidad de vehículos en menos kilómetros cuadrados. El contaminante más nocivo para la salud son las partículas en suspensión, que provienen entre un 40% y un 60% del tránsito rodado, sobre todo debido a las emisiones de los vehículos diesel. El otro veneno, el óxido de nitrógeno, proviene de los coches en un 70%. Si miramos el mapa de la calidad del aire de Barcelona, los niveles más altos se concentran en las dos rondas y en Diagonal, Meridiana, Gran Vía y calle Aragón, así que parece que para dejar de respirar veneno debemos apostar por el transporte público y penalizar el vehículo privado, una medida que ni es aceptada socialmente ni los poderosos lobbies del petróleo y del automóvil están dispuestos a asumir.

LA CONTAMINACIÓN TAMBIÉN MATA

La Evaluación de la Calidad del Aire en la ciudad de Barcelona 2016, elaborada por la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) lo deja muy claro: la reducción de las partículas contaminantes en suspensión «evitaría anualmente cerca de 650 muertos en la ciudad y 3.500 en el área metropolitana«. Cuando se habla de contaminación atmosférica en Barcelona no solo se hace mención de los niveles escandalosos de partículas y de óxidos de nitrógeno. En el cóctel venenoso que nos tragamos 12 veces por minuto hay que incluir también el benceno, el benzopireno, el ozono, el azufre, el anhídrido carbónico, el arsénico, el cadmio, el plomo y el níquel. De acuerdo con los datos de este informe, la ciudad supera la mayoría del año todos los niveles permitidos en los cinco primeros contaminantes mencionados y sólo se respira algo mejor los fines de semana porque el tránsito baja un poco.

Los perjuicios para la salud se concretan en enfermedades respiratorias crónicas y cerebrovasculares, y afectan sobre todo a la población más vulnerable, como las personas grandes, los niños y las mujeres embarazadas. Según este estudio, el 68% de la población barcelonesa está expuesta a niveles anuales de dióxido de nitrógeno superiores a los que fija la OMS, y en cuanto a las partículas en suspensión el porcentaje es del 95%. Es por esto que el Ayuntamiento de Barcelona aprobó el noviembre pasado un programa que desarrolla una sesentena de acciones sobre la movilidad, el fomento del transporte público, el impulso de un modelo urbano más saludable y el fomento de la reducción de emisiones en los sectores industriales y portuarios. En el caso del transporte privado, a partir del 1 de diciembre todos los vehículos de gasolina anteriores al 2000 y los diesel anteriores al 2006 que no hayan pasado el aprobado de la DGT no podrán circular por la ciudad cuando las alertas por contaminación se disparen. La restricción será permanente a partir del 2020 y cinco años después se extenderá por otras ciudades del área metropolitana.

LEE EL REPORTAJE COMPLETO EN LA EDICIÓN EN PAPEL DE EL TRIANGLE DE ESTA SEMANA

(Visited 102 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

avui destaquem

Deja un comentario