La secretaria general de ERC, Marta Rovira, pedía en 2012 al Gobierno catalán presidido por Artur Mas que nombrara el ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, como delegado de la Generalitat en la Unión Europea.
Para la dirigente republicana, Pujol era la persona idónea para explicar en Europa la situación de «expolio fiscal» que sufre Cataluña.
Rovira dijo que Pujol «sería un excelente embajador porque lo conocen y lo reconocen», añadiendo que «él no tiene problemas para denunciar la situación de expoliación fiscal que sufrimos y tiene muy claro que salida sólo hay una y es la independencia».
En aquel momento, desde ERC se reivindicaba la figura del ex presidente catalán, puesto que consideraban que podría hacer una tarea de «lobby exterior, de paradiplomàcia», al estar convencidos que el gobierno catalán no se esforzaba en explicar a los países europeos la situación de agravio fiscal que vive Cataluña, según los republicanos.