Fèlix Millet y Jordi Montull se quedaban con todo el que podían. Establecieron un mecanismo para apoderarse de dinero público que entraba en el Palau de la Música pero para liberarse de los controles traspasaban cantidades a cuentas sin intervención.
El mecanismo era sencillo. El Palau de la Música estaba formado por tres sociedades: el Consorcio, la Fundación y la Asociación. Mientras que la primera de ellas era de titularidad pública y, por lo tanto, sus cuentas eran fiscalizadas (hasta 2002 por el Ayuntamiento de Barcelona y a partir de entonces, por la Generalitat), las otras dos instituciones son de derecho privado y sólo son auditadas por organismos privados.
Millet y Montull cogieron el dinero recibido del Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat y el Ministerio de Cultura y lo pasaron a cualquiera de las otras dos organizaciones, y de ellas obtenían el dinero.
Según la Intervención General de la Generalitat, desde 2002 hasta 2009 Millet y Montull habrían desviado 3,6 millones de euros, entre las obras a sus respectivas residencias, dinero en efectivo y otros pagos personales.
Por otra parte, Millet y Montull también están acusados de un delito contra Hacienda a raíz de la declaración del IVA correspondiente al año 2007. En total, se habrían intentado quedar con 135.000 euros, 128.000 intentando cobrarlos dos veces y 7.000 euros más imputándose unas deducciones de manera irregular.