Cierra la Modelo después de 113 años de historia y de haber sido la residencia temporal de personajes ilustres, o no tanto, pero todos relevantes para entender Barcelona. En su patio tomaron el sol terroristas como Joan Rull, libertarios como Salvador Puig Antic, sindicalistas como Salvador Seguí el Chico del Azúcar, presidentes como Companys, quinquis como el Vaquilla, mafiosos como Vaccarizi o futuros alcaldes y constructores de ciudad como Porcioles.
La Modelo, que siempre tuvo las puertas abiertas para presos de todo tipo y condición, de los más idealistas a los más sanguinarios, acoge ahora los últimos reclusos antes de su cierre definitivo. ¿Pero qué se esconde detrás de este cierre tan repentino como poco planificado? «Esto es como una gran hilera de piezas de dominó, y la Modelo es una pieza muy gorda que hará caer todo el resto», afirma Francesc López, coordinador de ACAIP Cataluña, el sindicato de los cuerpos de la administración de instituciones penitenciarias.
JUEGO DE AJEDREZ CON LAS PRISIONES
La Zona Franca es el espacio escogido para centralizar el nuevo centro penitenciario de preventivos, reclusos que están en espera de juicio y pasan una media de 47 días en la prisión. Se prevé construir un nuevo complejo en un solar de 22.000 metros cuadrados, pero la fecha de inauguración, en 2025, es la que hace temblar a los funcionarios y los internos. Todavía faltan ocho años para tener el equipamiento, y mientras tanto hay que saber qué pasará con la población reclusa.
La opción elegida por la Generalitat, reubicar a los preventivos en varias prisiones de Cataluña como Can Brians o Quatre Camins, es la que ha hecho levantar la voz a los juristas, la síndica de agravios y el sindicato de funcionarios. «Esto es una barbaridad por varias razones«, explica López, de la ACAIP, «pero podemos citar cuatro para empezar: primero, se mezclarán presos preventivos con presos ya condenados, un hecho que está prohibido por la ley orgánica general. Segundo, los preventivos tienen que estar cerca de los familiares y los juzgados, para no generar desarraigo mientras se espera el juicio. Tercero, no hay una proximidad idónea con los hospitales. Los presos penales ya están estabilizados, pero la gente que entra en preventivos necesita tener un hospital como el Clínico cerca, esto salva vidas. Y cuarto, no se ha tenido en cuenta ni el coste económico ni la peligrosidad que supone trasladar a los preventivos a las sedes judiciales sin reforzar el servicio de agentes».
Estos cuatro puntos son solo la punta del iceberg. Ya no se trata de mover los 900 internos de la Modelo, sino de hacer una complicada jugada de ajedrez entre diferentes centros penitenciarios. Si los presos de la Modelo van a Can Brians, significa que se tienen que sacar reclusos para enviarlos a otros centros como Figueres, Lleida o Mas Enric, en Tarragona, unos centros que están por debajo de su capacidad. Se moverán los reclusos que no tengan un arraigo: población inmigrante y gente sin familiares. «Se están moviendo internos por toda Cataluña y de esto no se habla. Para poner 1.000 internos en Brians, primero tienes que vaciar la prisión y pasar la gente a Brians 2, Quatre Camins y Lledoners, y los que no tengan arraigo hacia Tarragona, Ponent y Figueres», explica Francesc López.
Los juristas tampoco lo tienen claro. El decano del Colegio de Abogados de Barcelona, Oriol Rusca, califica el cierre de apresurado, y considera un grave error que una ciudad como Barcelona no tenga un centro de preventivos. «La Modelo está obsoleta, pero necesitamos un centro de preventivos a golpe de metro. No tenemos que olvidar que se trata de internos que están pendientes de juicio y necesitan una comunicación constante con sus abogados porque se tienen que preparar las vistas. Ponerlos en Brians complica mucho las cosas», dice.
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