El portavoz de Esquerra Republicana, Sergi Sabrià, es ahora uno de los hombres fuertes de Oriol Junqueras en la estructura del partido y uno de sus diputados de referencia en el Parlament. Pero entre 2009 y 2011 fue alcalde de Palafrugell, municipio que incluye el núcleo de Calella de Palafrugell. Para los no doctos en la Costa Brava, Calella es uno de aquellos lugares que visitan frecuentemente los adinerados o dónde incluso tienen una casita muchos de los discretos grandes empresarios de Cataluña. La nueva burguesía catalana y la neo clase alta del país hicieron hace años de este núcleo uno de sus reductos.
Restaurantes caros, puerto recreativo a precio de oro, vistas dignas de postal, apartamentos exclusivos, y casitas de aquellas que salen en las revistas de decoración. Este tipo de turismo deja mucho dinero en el municipio y en los establecimientos, pero transforma el lugar y lo deja en manos de los ricos, cosa que incordia y molesta a cierta izquierda política. Sabrià, a pesar de haber sido alcalde de Palafrugell, debe de ser de estos.
Y por eso, al hablar de la modificación fiscal que impulsa el Gobierno para grabar los activos no productivos, soltó la vena resentida. «Se ha acabado comprarse un barco para ir a pasear por Calella de Palafrugell y ponerlo a nombre de la empresa«, dijo como ejemplo de la repercusión que espera que tenga la nueva norma de la Generalitat.
