El Congreso de los Diputados ha dado luz verde al suplicatori del Tribunal Supremo (TS) para poder juzgar el ex consejero de Presidencia del gobierno catalán y actual portavoz del PDECAT al Congreso, Francesc Homs. Tal como se preveía, la petición del Supremo ha recibido el apoyo del PP, el PSOE y C’s, con 248 votos a favor, mientras que Unidos Podemos, ERC, PDECAT, PNB y Bildu han votado en contra, con 91 votos.
La votación, que se ha realizado a puerta cerrada, ha dado al alto tribunal los votos suficientes para hacer prosperar el suplicatori contra el portavoz del PDECAT en el Congreso. Homs se enfrenta a una pena de inhabilitación por su papel en la consulta soberanista del 9 de noviembre del 2014. Después de saberse la decisión del pleno del Congreso, Homs ha tuiteado «me juzgarán para poner urnas. Previsible. Hoy pueden vencer en esta votación, pero no pueden convencer, y menos en el pueblo de Cataluña».
Después, ha comparecido en una rueda de prensa, donde ha destacado que «la mayoría de los diputados y diputadas escogidos en Cataluña han votado en contra» del suplicatori, y ha atribuido el resultado de la votación a «la voluntad de continuar con la llamada operación Cataluña». «Aquí, ni diálogo ni puñetas», ha concluido Homs.
Poco antes de que se hiciera la votación en el Congreso, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, junto con dirigentes del PDECAT y ERC, como Artur Mas u Oriol Junqueras, han participado en un acto de apoyo a Homs y en contra que el Congreso aprobara su suplicatori por el caso del 9N. Puigdemont ha afirmado que «hoy se escribirá una página vergonzante del parlamentarismo español, que sus responsables querrán que no se recuerde, que no tendrán el coraje de defender. Hoy es el día en que la decisión de los votantes catalanes será violentada, el día en que mi voto como ciudadano será invalidado por quien tendría que garantizarlo».
Finalmente, el presidente de la Generalitat ha advertido al gobierno central que aprobar el suplicatori sólo servirá para «llenar con más piedras» la maleta del diálogo, que convertirá en «mera retórica» los supuestos gestos del Gobierno en la búsqueda de una solución.
