A Luis Conde, uno de los fundadores de la empresa de cazatalentos Seeliger & Conde, le gusta pisar fuerte. Presente en todas las salsas que se cuecen en la jet empresarial y social de Barcelona, ahora –a sus 66 años- se ha propuesto su hito culminante: que el rey Felip VI lo nombre marqués, título que el anterior monarca concedió a catalanes como Salvador Dalí, Josep Tarradellas o Joan Antoni Samaranch.
Este empresario, que tuvo en nómina a Esperanza Aguirre y a Iñaki Urdangarin, presume de tener una potente agenda que le da un gran prestigio y poder de convocatoria. Además de su actividad profesional, es presidente del Salón Náutico, miembro del consejo de administración del Grupo Godó, miembro del lobby Barcelona Global y organizador del civet anual que celebra en su finca de Fonteta, en el Empordà, donde reúne al tout Barcelona con invitados de Madrid.
No tuvo bastante con dirigir La Resurrección de Mahler en el Palau de la Música. Dispuesto a ser el top del top, ahora quiere lucir un título nobiliario y ha empezado a mover los hilos en La Zarzuela para conseguirlo. Algunos conocidos le han hecho notar que ser marqués –la máxima distinción nobiliaria- es apuntar muy alto y que, tal vez, se tendría que conformar con un título de barón o conde.
