Garganté, a juicio por coacciones

El regidor de la CUP ha sido acusado de haber presionado a un médico para cambiar un informe médico
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El regidor de la CUP en el Ayuntamiento de Barcelona, Josep Garganté, será juzgado el próximo 22 de noviembre por un delito leve de coacciones. Garganté ha sido acusado de intentar que un médico cambiara un informe sobre un mantero presuntamente lesionado durante un vareo policial, con el fin de atribuirlo a una posible agresión de la Guardia Urbana (GUB).

El caso Garganté
Josep Garganté es conductor de autobús de los Transportes Metropolitanos de Barcelona y hoy regidor de la CUP-Capgirem Barcelona en el Ayuntamiento, que ha protagonizado actos rodeados de polémica.

El 23 de marzo de 2015, la Guardia Urbana hizo una operación contra los manteros cerca del Port Vell de Barcelona. En la trifulca entre ‘urbanos’ y manteros, varias personas cayeron por las escaleras del Metro de Drassanes. Uno de los accidentados era uno de los manteros perseguidos. Este fue a que lo atendieran en el Centro de Salud Perecamps y, según consta en el informe médico, dijo que se había hecho las heridas al caer por las escaleras del Metro. Dos horas después, el regidor Garganté pidió al médico que cambiara el informe y que pusiera que el mantero se había hecho las heridas porque un agente de la Guardia Urbana lo había echado escaleras abajo.

Garganté afirmó que el primer informe se había hecho ante un agente de la GUB. El médico se negó a cambiar nada. Un agente de la Guardia Urbana que estaba siendo atendido en el Centro Peracamps presenció, y grabó con el móvil, toda la conversación entre el cupaire y el médico. Ahora Garganté tiene que ir a juicio. La GUB siempre ha pedido a Colau que defienda a los agentes ante lo que consideran una campaña de ‘acoso y derribo’ por parte de los regidores de la CUP.

Colau estuvo más bien tibia, en el caso Garganté, diciendo que tenía que ser «muy prudente» porque el caso estaba subjudice. Esto si, la alcaldesa tuvo que reconocer que «las imágenes del vídeo son sorprendentes y nada agradables«, y acabó afirmando que la Guardia Urbana «ha actuado cómo tenía que actuar en todo momento«. Estas declaraciones no gustaron lo más mínimo a los miembros de la CUP, que dinamitaron la aprobación del presupuesto municipal para el 2016.

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