Periodismo de cercanías

Decía el fotoperiodista húngaro Robert Capa: «Si tus fotos no son suficientemente buenas, no estabas suficientemente cerca». A colación, el documental Astral del periodista Jordi Évole estaba suficientemente cerca. Este es, de hecho, uno de los secretos del trabajo del cornellanense, que se acerca (suficientemente) a las noticias. Aunque pudiera parecerlo, la aseveración de Capa no es baladí; ir al lugar de los hechos, no hablar de oídas, respirar las noticias eran, son y serán el elixir del buen periodismo, y Capa ayer y Évole hoy y tantos otros ayer y hoy han dado con una de las piedras filosofales de la profesión.

Con todo, de manera desafortunada y bajo pretextos de falsa austeridad, cada vez más a menudo se da un periodismo de correveidile, distanciado del espacio donde se producen de verdad las cosas. Para muestra, basta con ver desde donde firman las noticias un buen grueso de corresponsales: desde Bogotá se puede hablar del tango argentino o desde Jerusalén de cualquier guerra de Oriente Próximo, sin bajar la cabeza ni ruborizarse.

Évole se acercó más que suficientemente a la crisis humanitaria que sufre el Mediterráneo. Lo hizo hasta el extremo de entrar dentro de la noticia; el equipo de Salvados se enroló en el barco Astral, donde en su día un grupo de bienaventurados socorristas decidieron suplir los gobiernos europeos e intentar salvar el máximo de vidas posibles. Desde septiembre de 2015 ha rescatado ya más de 30.000 personas que huían del horror de sus países navegando a la deriva por el Mediterráneo.

El equipo de Évole podía haber instalado su set televisivo en la isla griega de Lesbos y hacer desfilar allí rescatadores y rescatados, pero decidió subir al barco y acercarse a la costa de Libia y vivir de primera mano el momento de la salvación. Así, pudo contemplar como un niño ofrecía la mitad de un chicle a su salvador o la cara de frustración de un joven cuando el propio presentador le indicaba en un plano que estaba menos lejos del infierno de lo que él pensaba, entre otras imágenes que, recordémoslo, valen más que mil palabras. Todo esto sólo se ve si te acercas lo suficiente.

Mientras transcurría el programa leía en más de un tuit como espectadores de Astral invitaban al presidente en funciones del gobierno de España, Mariano Rajoy, a mirar la Sexta. Dudo que el gallego fuese antes del estreno televisivo a ninguno de los muchos cines que ofrecieron en toda España el preestreno solidario de Astral, y dudo incluso que lo hiciera desde la zona de confort del sofá del palacio de la Moncloa.

El gobierno español ha hecho poco o nada para ahorrar dolor a los refugiados. Es cierto que otros gobiernos europeos han hecho igual o similar esfuerzo, sin embargo, y en este caso, de poco sirve el mal de muchos, consuelo de tontos. La verdad, a Rajoy me lo imagino más mirando el reencuentro de OT (legítimo, eh) que destinando parte de su tiempo a observar los incómodos poros de la noticia del Astral que ofrecía el domingo en prime time la privada televisión (la Sexta).

Bien mirado, la teoría de la aproximación de Capa también sirve para la política. La política no es suficientemente buena si no está suficientemente cerca y, desengañémonos, hace tiempo que el PP observa los problemas de la ciudadanía con prismáticos.

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