Iceta desmelenado

¿Qué desayuna últimamente Miquel Iceta (Míkel para las voz en off de los informativos madrileños) que está tan desmelenado? ¿Qué ha sido de aquel discreto cocinero de estrategias socialistas vestido con americanas dos tallas más grandes y deformadas por la cantidad de llaves y otros cachivaches que llevaba siempre en los bolsillos? ¿Todavía conserva de salvapantallas la foto de un macho impresionante en camiseta y calzoncillos blancos y en una postura pecaminosamente sugerente? Todo esto me lo pregunto después de ver su última actuación en la Festa de la Rosa del sábado pasado pidiendo a Pedro Sánchez que ¡Por Dios, resiste!

Tal como están las cosas entre los tiburones socialistas, ya es un mérito presentarse con esta energía en una fiesta que cada año que pasa parece más un funeral. Supongo que si #Icetalopeta baila en el escenario estilo Chiquito o imparte doctrina en un auditorio del Inserso a gritos tipo Penélope Cruz en la entrega del Oscar a Pedro Almodóvar debe de ser por el deslumbramiento que le produce la visión de Pedro Sánchez. Ya querrían los dirigentes populares tener de líder –más discutible que indiscutible- un primo de Zumosol como él. Y ya querría el de momento líder socialista contar con más barones entregados a su causa a pesar de la colección de catástrofes electorales que acumula.

Lo que no acabo de entender es la determinación de Iceta a la hora de dar apoyo a un dirigente desacreditado internamente y obsesionado por gobernar las Españas al precio que sea pactando con los independentistas o con Podemos y Ciudadanos depende del día. El primer secretario del PSC siempre me ha parecido una persona astuta e inteligente. De hecho, es el único de la vieja guardia socialista que traté durante mi época de periodista política que todavía corta el bacalao y conserva la cabeza sobre los hombros. También es un hecho que si los socialistas catalanes han llegado hasta aquí aunque sea a trancas y a barrancas es por su pragmatismo: siempre han movido ficha después de hacerlo los andaluces y siempre han votado en el PSOE por el caballo ganador.

Ahora toda esta estrategia parece haber saltado por los aires. Un Iceta más desmelenado que nunca y con el aliento de la alcaldesa Núria Parlón en la nuca pide a Sánchez públicamente que resista los embates igual que hizo el náufrago Tom Hanks porque nunca se sabe lo que puede traer la marea. El pacto que defiende el líder del PSOE para evitar la tercera ronda electoral es a mi entender absurdo además de irrealizable y la única explicación que encuentro a todo esto es que cuando uno no tiene nada que perder –o ya lo ha perdido todo- se puede permitir el lujo de pedir la luna aunque hacerlo vaya en contra de los editoriales de El País. Pelillos a la mar, deben pensar aunque yo apuesto más por el dicho castellano escatológico que habla de un convento.

Más de uno de sorprenderá, pero a mí me gustaría saber qué piensa de todo este lío José Montilla, uno de los políticos catalanes socialistas que más cargos públicos colecciona. Ya sé que cuando te envían al Senado es porque en realidad el partido se quiere deshacer de ti pero sin que se note. Y si no que se lo pregunten a Santa Rita Barberá, que ahora no gana ni para bolsos ni para perlas ni para disgustos. Al inmutable Montilla me gustaría preguntarle qué le parece que la actual dirección del PSC apueste por un perdedor y si cree que el comportamiento extraño de Miquel Iceta es resultado de la ingesta excesiva de sushi o de que los socialistas todavía no han entendido que el bipartidismo es historia y que ellos van por el mismo camino.

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