‘Koiné’ no gusta a todos

Un manifiesto a favor de la exclusividad del catalán enfrenta a los independentistas
joan enric vives
joan enric vives

Los últimos en firmar el manifiesto del grupo Koiné (‘lengua común’, en griego) han sido el ex vicepresidente del Gobierno Josep Lluis Carod Rovira y la ex consejera de Educación Irene Rigau. Pero la lista de quienes están en contra que el castellano sea lengua cooficial en Cataluña es más larga. Nombres como los de Carme-Laura Gil, Jaume Cabré, Maria Antònia Oliver, Joan Francesc Mira, Salvador Cardús, Maria Barbal, Narcis Comadira, Vicenç Villatoro, Isabel-Clara Simó, Antoni Dalmau o Patrícia Gabancho ya forman parte del grupo de quienes han decidido que el catalán sería la única lengua oficial en una futura república catalana.

La polémica está servida, ya que, desde la poco ‘dudosa’ ERC, han salido voces que han renegado de lo que dice este manifiesto. Las voces discordantes con el manifiesto son, nada más y nada menos, los diputados de ERC al Congreso, Gabriel Rufián y Jordi Tardà. Ambos han sido claros en sus ‘tuits’, diciendo que en una futura república catalana los dos idiomas serían oficiales, catalán y castellano. Pero no acaban aquí las voces que se muestran contrarias al hecho que sólo el catalán sea lengua oficial en una futura Cataluña independiente. El propio presidente de ERC, Oriol Junqueras, en un artículo publicado en El Periódico afirma que catalán y castellano tendrían que ir de la mano en un nuevo país independiente.

El manifiesto del grupo Koiné es tajante cuando afirma que «denunciamos las manifestaciones de algunos grupos políticos que, bajo la capa de la ideología bilingüista, proponen para la futura República Catalana que la anormalidad lingüística actual continúe siendo garantizada y se convierta en la falsa normalidad de la república».

El texto, entre otras consideraciones, dice que «denunciamos la profunda anormalidad que significa que en Cataluña (y en todos los otros países de lengua catalana), la realidad lingüística normal en un país con inmigración aparezca en cierto modo cambiada: la lengua de la inmigración (pero sólo la española) toma a todos los efectos el rol de lengua por defecto, de lengua del país, de lengua nacional, y, contrariamente, la lengua del país va convirtiéndose en privativa de una comunidad cerrada, que se va reduciendo y acabará desapareciendo, como suele pasar con las lenguas de la inmigración».

El manifiesto del grupo Koiné continúa diciendo que «denunciamos la ideología política del llamado «bilingüismo», que se ha ido inoculando desde las esferas de poder a toda la población catalana desde 1978 para justificar el régimen jurídico establecido por la Constitución y el Estatuto de autonomía haciendo creer que la coexistencia de dos lenguas en Cataluña, las dos con un supuesto mismo estatus de oficialidad e igualdad de derechos, es un hecho natural, positivo, enriquecedor y democrático».

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