Indignación contra Ramisa en la huelga de Esfosa

Trabajadores de este matadero acusan al empresario de amenazas y explotación
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El inicio de las dos jornadas de huelga promovidas por el sindicado COS en la empresa del sector porcino Esfosa, ubicada en Vic, ha quedado marcado por la alta tensión entre los trabajadores que protestan para conseguir una mejora de sus condiciones laborales y el empresario Josep Ramisa.

Según el relato de la COS, Ramisa ha empujado y ha amenazado a algunos de los huelguistas con expresiones como «os meteré cuatro tiros» y, a un trabajador subsahariano, «a ti, muerto de hambre, te haré volver a África». Este sindicato ya ha anunciado que emprenderá medidas para llevar ante la Justicia al empresario.

Leyenda engordada
Ramisa, miembro destacado de la llamada aristocarnia, de hecho, no sólo tiene mala fama entre sindicalistas, activistas medioambientales y agentes rurales por su mala praxis en la gestión de los purines, por la que ya ha sido condenado -con una pena exigua- a raíz del derramamiento de miles de litros de deyecciones. Cómo explicó a EL TRIANGLE (n. 1190) el pasado mes de octubre el coordinador de Unió de Pagesos en la Catalunya Central, Carles Mencos, este propietario ha incrementado notablemente su actividad durante los últimos años y representa «un extremo en la manera de hacer» hasta el punto de ser «con diferencia» el peor empresario en cuanto a tratamiento del personal.

Ramisa no había alimentado un perfil público ni era muy conocido fuera del ámbito del porcino hasta ahora, pero las acusaciones de la COS han hecho circular su nombre y su mala fama por las redes este martes. Este sindicato, mayoritario en el comité de empresa, le considera un cacique y celebra el haber parado la producción en Esfosa. Los trabajadores huelguistas también apuntan hacia Casa Tarradellas, a quien se corresponsabiliza del conflicto laboral en tanto que copropietaria del matadero.

Los objetivos de los huelguistas son una negociación y un acuerdo sobre la jornada irregular de trabajo, el correcto pago del plus de nocturnidad, la realización urgente y puesta practica del plan de prevención y salud, la mejora de las medidas de seguridad y emergencia en caso de accidente, las medidas de prevención de enfermedades profesionales, la rotación de personal en el puesto de trabajo y la revisión de las categorías profesionales.

Entre los trabajadores, que se sienten explotados, destacan los casos de los inmigrados contratados por las cooperativas, que «trabajan doce o catorce horas diarias por 900 euros», según ha declarado Montse Castañé, presidenta del comité de empresa, a la Directa. «Hace poco me han dicho que hay alguno que sólo ganaba 300 o 400», asegura.

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