El capataz convergente

Artur Mas convierte a Francesc Sánchez en el número dos 'de facto' de Convergència para que coordine el congreso de refundación y la defensa de los casos de corrupción
osacar sanchez
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Si Convergència fuera una finca, Francesc Sánchez sería el capataz, y si fuera un barco, sería el oficial de confianza en el puente de mando, el ejecutor de las órdenes del capitán. Esta es su función en el partido: hacer que se cumplan las directrices de Artur Mas sin decir ni mu

Artur Mas ha encomendado a Francesc Sánchez, abogado de 45 años, la coordinación del congreso de refundación de Convergència, previsto para el mes de junio próximo, y también la defensa de los casos de corrupción que afectan al partido, los que han provocado que ahora se vean obligados a renacer de sus cenizas.

Como coordinador de Régimen Interno, Sánchez también se encarga de los asuntos judiciales, de estar al corriente de los sumarios, hasta el punto que le tocó atender a los agentes de la Guardia Civil y a los miembros de la Fiscalía Anticorrupción que en octubre registraron la sede central del partido y las oficinas de la fundación convergente CatDem.

De la defensa del partido y de sus tesoreros ante el juez se ocupa el abogado Xavier Melero, pero Sánchez se encarga de supervisar su trabajo, de entregar la documentación que piden los jueces y, en definitiva, intenta taponar las múltiples vías de agua que los frentes judiciales han abierto en la línea de flotación de Convergència.

Pone la mano al fuego por Osàcar
Además de coordinador de Régimen Interno, Sánchez también ha sido hasta esta semana el responsable de Comunicación, motivo por el que no se ha cansado de repetir en las radios y la prensa que «la financiación irregular de Convergència no existe». No sólo eso, en una entrevista al diario Ara en noviembre de 2013, Sánchez ponía «las dos manos al fuego» por Daniel Osàcar, el ex tesorero del partido inculpado en los casos Palau y 3%; si bien el pasado mes de octubre en El Matí de Catalunya Ràdio, a una pregunta de Mònica Terribas, sólo ponía una mano al fuego por su ex tesorero. Con toda probabilidad, se la quemará, pero, cuando esto pase, cuando haya una sentencia judicial condenatoria, al frente del partido habrá otra dirección que abominará de las corrupciones pasadas.

Francesc Sánchez llegó a la dirección de Convergència en el congreso de Reus de 2012, precisamente como hombre de confianza de Oriol Pujol Ferrusola, que se acababa de proclamar secretario general del partido. Cuando este último dejó los cargos en CDC a raíz de su imputación en el caso ITV, si bien se mantuvo como diputado, Sánchez declaró públicamente que esperaría su regreso a la secretaría general «todo el tiempo que hiciera falta». Un año después, Oriol Pujol renunciaba a todos los cargos y desaparecía de la escena política.

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