El divorcio entre el FC Barcelona y Mediapro va mucho más allá de la decisión del club azulgrana de ceder sus derechos televisivos a Movistar TV, confirmada hace un año.
Jaume Roures y Mediapro han presentado una querella por espionaje contra Sandro Rosell, presidente del Barça, y contra el propio club. También se extiende a Juan Carlos Reventós, quien era jefe de secciones del club azulgrana, y Robert Cama, informático que trabajó en Mediapro.
Roures señala que Cama fue el hombre clave en la supuesta entrada en su cuenta de correo, de donde denuncia que se obtuvieron cientos de mensajes recibidos o remitidos por el propio presidente de Mediapro. Sobre Rosell, a quien tacha de «bocazas», dice que iba presumido porque conocía el contenido de los correos, lo que, relata Roures, «nos hizo sospechar» y «tirar del hilo».
También ha especificado este viernes en una rueda de prensa que Rosell, gracias a Cama, recibió comunicaciones de Roures con Evarist Murtra, Joan Oliver, Ferran Soriano, Joan Laporta, Pep Guardiola, representantes de futbolistas, el Banc Sabadell y el despacho de abogados Garrigues durante periodo 2009-2011.
Asimismo, el factótum de Mediapro, que considera «miserable», «mezquina» y una «falta de respeto» el comportamiento que atribuye a Rosell, cree que el FC Barcelona «debería personarse en la causa porque Rosell espiaba al entrenador, al director general, al presidente». Dice que el club es «víctima» a la vez que «coautor» de los hechos.
También asegura que «Guardiola supo que le espiaban porque fue de los primeros a los que se lo dije» y que tanto el actual presidente del club, Josep Maria Bartomeu, como el ex vicepresidente Javier Faus estaban al tanto porque «me lo comentaron», si bien indica que no sabe si participaron.
«Me he tragado esta mierda durante cuatro años hasta que acabó la guerra del fútbol contra Prisa», ha agregado Robles.
