Dos leyendas urbanas (políticas) de Navidad

Quizá la mágica conjunción entre la Navidad (superstición a gran escala) y el particularísimo momento que vive Catalunya (encantamiento político), parece haber generado un caldo de cultivo propicio a la génesis y desarrollo de leyendas urbanas que, como se corresponde con su naturaleza, tratan de explicar lo inexplicable, la mayoría de las veces de modo interesado.

Wikipedia resume la leyenda urbana como un tipo de creencia popular que pese a contener elementos sobrenaturales o inverosímiles, es presentada como hechos reales y, aunque así sea, estos son exagerados, distorsionados o mezclados con datos ficticios. Suele tener como trasfondo una «moraleja». El término -acuñado en 1968 por el folclorista Richard Dorson, que definía la leyenda urbana como «una historia moderna que nunca ha sucedido, contada como si fuera cierta»- se adapta como un guante al relato, sorprendentemente extendido y compartido vía radio macuto (rumores para confundir o desmoralizar al enemigo) por Catalunya, que interpreta el «procés» como creación de la muchedumbre, del pueblo y no de los partidos políticos. Por el contrario, y según la interpretación, éstos se han visto obligados a seguirle la corriente, como en la famosa canción cubana dedicada a la reina María Cristina de Borbón Dos Sicilias.

Naturalmente, según esta versión, el primero en sumarse al «procés», acuñado y pilotado por el pueblo de Catalunya, ha sido Artur Mas. «Se lo ha encontrado hecho y no ha tenido más remedio que lanzarse a la corriente», se dice con entonación exculpatoria. Es decir, Mas no es artífice de nada, es sólo un mandado que está haciendo lo que la concurrencia dice que tiene que hacer. Y, claro, mucho menos tienen que ver con la cosa comparsas como Oriol Junqueras y su partido e incluso los llamados «independientes».

Consecuentemente, esta leyenda urbana hace gravitar nuestro inconsciente en torno a la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural y entidades afines como adalides del «procés«, porque según la interpretación son ellas quienes convocan al gentío que sale a la calle cada 11 de septiembre. De ahí, la imagen de transversalidad que han adquirido personajes como Carme Forcadell, ex presidenta de la ANC y actual presidenta del Parlamento de Catalunya. Todo lo cual, no carece de sentido a la luz de los ejemplos históricos que ilustran este regusto por las multitudes en marcha, al margen e incluso en contra de los partidos. Aunque también pudiera ser todo lo contrario; o sea que son los partidos quienes realmente mueven los hilos del asunto y, en el típico movimiento de tirar la piedra y esconder la mano, instrumentalizan y tratan de enmascarar su acción en plataformas privadas, como la ANC y Òmnium.

Otra leyenda urbana que circula curiosamente por Catalunya y no por el País Vasco es la que asegura que Arnaldo Otegi, histórico líder de Herri Batasuna, actualmente en prisión, será el próximo lehendakari vasco. Teniendo en cuenta lo que en inglés se conoce como FOAF (friend of a friend tales / historias del amigo de un amigo) parece que la fábula procede y circula por meandros similares a los del «procés». Sin embargo, ante la magnitud y la quimera del asunto, cabría, por ejemplo, preguntarse quién o quiénes lo troquelan y difunden y porqué. ¿Se trata acaso de una mecánica transposición de la figura de Gerry Adams a la de Otegi? ¿Son correligionarios o simpatizantes catalanes de Otegi los que propalan la leyenda, esperando que algo se les contagie? ¿Piensan quizá Antonio Baños u Oriol Junqueras en sumarse a tan trascendente acontecimiento?

En fin, para lo que entre los periodistas se llama bulos o «factoides» y en Internet hoax se conviertan en auténticas leyendas urbanas es preciso que se difunda como verdadera, que la información alcance cierto reconocimiento popular y que la trama está urdida en función del desenlace. A la luz de los hechos, algo de esto parece estar ocurriendo en Catalunya, según opina el periodista gallego Xosé Luis Barreiro Rivas, que citando al italiano Guglielmo Ferrero, dice que es una leyenda urbana pensar que la sociedad está protegida por genios invisibles y que cuando los conflictos y las degradaciones sociales nos acercan al abismo, siempre aparece in extremis una solución realista, fácil, barata y consensuada. «Poco falta -sostiene- para que empiecen a asomar las plumas del ave fénix, esa que solo resucita a partir de la cenizas. O de sus cenizas y cenizos, como diría Ibarretxe».

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