Cuando Mariano Rajoy se ha reunido con Angela Merkel, con François Hollande o con Barack Obama, a su lado siempre tenía a Álvaro Nadal, director de la Oficina Económica del Presidente, con rango de secretario de Estado, que domina la economía y también el inglés, el francés y el alemán. Sin Álvaro, Rajoy iría a tientas.
Fuentes gubernamentales apuntan que el presidente siempre ha confiado más en los consejos de Álvaro Nadal que en los de los ministros Cristóbal Montoro y Luis de Guindos, titulares de Hacienda y de Economía, que ya están de salida porque, independientemente del resultado en las elecciones del 20 de diciembre, no continuarán. Si los populares consiguen formar gobierno, tanto si Rajoy es el presidente como si lo es Soraya Sáenz de Santamaría, Álvaro será el ministro de Economía y, quien sabe, si también de Hacienda. En cualquier caso, se le reserva el papel de cerebro económico de los populares.
Estas fuentes señalan que Rajoy, y aún más Soraya, tienen una fe ciega a Álvaro y a su hermano gemelo Alberto Nadal, actual secretario de Estado de Energía. En los círculos populares son conocidos como «los clónicos», «los mellizos » o «los mellizos sorayos» y, entre la oposición, como «los gemelos genoveses» porque también han ocupado responsabilidades en la dirección del partido.
Estos dos gemelos son calcados, incluso tienen la misma voz y sólo se los distingue uno del otro porque Alberto lleva barba y Álvaro es zurdo, o sea, que escribe con la mano izquierda, si bien, políticamente, los dos son de derechas desde que se afiliaron, al mismo tiempo, a Nuevas Generaciones cuando tenían 20 años. Ahora tienen 45 y nada parece que pueda frenar su proyección política: están predestinados a ser futuros ministros.
De trato difícil
Son madrileños hasta la médula, aunque sean hijos de un ingeniero aeronáutico de ascendencia catalana. Han estudiado en las mejores universidades españolas y extranjeras y desde el PP se subraya que Álvaro fue el número uno en las oposiciones a técnico comercial y economista del Estado y su hermano Alberto, el número dos.
Nadie discute su formación técnica, pero fuentes populares reconocen que son de «trato difícil», especialmente Álvaro. Estas fuentes señalan que, si han escalado dentro del PP, no es por su dominio de la teoría económica, ni por sus demostradas dotes para las lenguas extranjeras -que no precisamente para las autonómicas-, sino por sus privilegiadas relaciones con los pesos pesados del PP y los grandes empresarios.
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