Si Catalunya no es independiente no será por culpa de la CUP

Hace sólo unos meses, muchos dirigentes de CDC miraban a los miembros de la CUP con un cierto aire de superioridad. Eran «aquellos muchachos» que vivían en la luna y pedían imposibles como la independencia de los Países Catalanes y un sistema anticapitalista. Desde las elecciones del 27 de septiembre, aquellas miradas han pasado del desdén a la súplica. Y amenazan en convertirse en odio si no pasan por el tubo y facilitan la investidura de Artur Mas como presidente de la Generalitat.

«Si no facilitáis la investidura de Artur Mas como presidente seréis unos traidores a Catalunya, los responsables de que no logremos la deseada independencia», les advierten. Y muchos de la CUP, y de los que no son de la CUP, se preguntan qué necesidad hay de ligar una cosa con la otra, ¿por qué no se puede caminar hacia la independencia con un presidente distinto?

Si el proceso independentista se ha detenido no es porque Antonio Baños y los diputados de su grupo hayan votado NO a la investidura de Mas. Es por la tozudez de éste al no aceptar un presidente que no sea él. Lo ha intentado todo, menos ceder la presidencia: aprobar una resolución independentista el primer día que se abrió el nuevo Parlament, asumir propuestas políticas y sociales a las que se había opuesto en los cinco años anteriores, diluir la figura presidencial nombrando tres vicepresidentes,… incluso, dejar las corbatas en el armario. Es decir, se ha comportado como José María Aznar cuando decía que hablaba catalán en la intimidad para conseguir el apoyo de los diputados de CiU a su corta mayoría parlamentaria en el Congreso.

Mas está poniendo en peligro el proceso independentista por razones que sólo se pueden atribuir a un orgullo excesivo o a una desconfianza y desprecio enorme hacia sus colaboradores. Descarto la hipótesis de algunos analistas que interpretan su actitud como la voluntad de tapar y controlar el hedor de la corrupción que le rodea y amenaza.

No es a las reuniones y asambleas de la CUP donde hay que mirar para entender el porqué del freno en la marcha triunfal hacia la independencia catalana.

Es en el despacho del presidente en funciones donde hay que fijarse. Allí, en el Palau de la Generalitat se han vivido muchas jornadas ‘históricas’ últimamente. La renuncia de Mas al cargo sería el mejor servicio que podría hacer a la causa de la República Catalana independiente. Cristóbal Montoro se quedaría sin su mejor juguete para ayudar a Mariano Rajoy a continuar como presidente español, pero no se trata de ayudar al PP en las elecciones generales, ¿verdad?

Si es por falta de plumas ‘históricas’ para firmar su dimisión, seguro que muchos independentistas cupaires y de otras familias políticas le dejarían la suya.

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