La Audiencia de Barcelona ha absuelto a los dos jóvenes a los que, el día de Sant Jordi de 2013, agentes de los Mossos d’Esquadra cachearon y encontraron un poco de azúcar y de clorato sódico en un potecito cuando iban por la calle.
Según los jóvenes, ya conocidos como «los chicos del azúcar», el portador había olvidado durante meses que llevaba encima aquellos 2,56 gramos después de que su tío, químico, le hubiera mostrado meses antes que se podía hacer encender aquella sustancia como una cerilla.
La Justicia ha descartado que hayan cometido un delito de tenencia de explosivos. Durante la vista oral, relata la Directa, un catedrático de química experto en sustancias explosivas señaló que aquella mezcla, cuya carga era equiparable a la de un petardo, ni siquiera podía haber detonado.
La Fiscalía, que esgrimía los testigos de los agentes de los Mossos que efectuaron los cacheos y de dos agentes más especializados en explosivos, pedía para los jóvenes una pena de cuatro años y medio de cárcel.
