El nuevo ‘skyline’ de Catalunya

La nueva Catalunya que estamos construyendo día a día tiene, ahora mismo, unos referentes indiscutibles: Ada Colau, el Barça de Josep Maria Bartomeu y los hermanos Roca. Nos guste o no, sus nombres traspasan fronteras y ellos dibujan el skyline que define nuestra manera de ser y nuestra identidad colectiva. Ha pasado la época de los salvapatrias perdonavidas y nos encaminamos hacia unos liderazgos encarnados por gente corriente y solvente, surgida de la base social, pero dotados de un gran prestigio ganado a pulso.

Ada Colau, la alcaldesa in pectore de Barcelona, ha labrado su triunfo electoral en la lucha de trincheras contra la lacra de los desahucios. Es la antítesis de Xavier Trias, un clásico exponente de la clase rica de la ciudad. Con Ada Colau, los problemas de los sectores más precarios y desvalidos de Barcelona pasarán a priorizar la agenda del Ayuntamiento. Ante la hegemonía de la «Europa de los mercados y de los mercaderes», una nueva «Europa de los trabajadores y de la solidaridad» nace en Barcelona, con vocación y con voluntad de expandir la buena nueva por toda la Rosa de los Vientos.

Llegado a la presidencia del Barça después de la repentina dimisión de Sandro Rosell (cuando sabremos la verdad del porqué?), Josep Maria Bartomeu también es un dirigente futbolístico atípico, sin la dimensión mesiánica de Josep Lluís Núñez o Joan Laporta. Las decisiones que ha adoptado desde que asumió el cargo en este volcán en ebullición permanente que es el FC Barcelona han sido arriesgadas y acertadas. Los grandes éxitos deportivos del club -con el histórico triplete conseguido esta temporada- son mérito, obviamente, de los jugadores y del entrenador, pero también del «capitán» de la nave azulgrana, que este mes de julio se juega su continuidad en las urnas. Por su talante sencillo, conciliador y triunfador, Josep Maria Bartomeu merece el reconocimiento de los socios.

Los hermanos Roca salieron de los fogones del bar-restaurante de sus padres en el barrio Germans Sàbat de Girona -una de las zonas más modestas de la capital del Onyar- para, con mucho talento y esfuerzo, llegar a convertir el Celler de Can Roca en el mejor restaurante del mundo. La proverbial normalidad de los hermanos Joan, Josep y Jordi contrasta con el «vedettismo» que ha distorsionado el carácter del cocinero Ferran Adrià -el genio de elBulli-, hasta el punto de promover la privatización y destrucción de la cala Montjoi, en el parque natural del Cabo de Creus, con la entusiasta colaboración del consejero Santi Vila y de destacados «figurones» del Empordà.

Ada Colau, el Barça de Josep Maria Bartomeu y los hermanos Roca han logrado, por caminos diferentes, el máximo reconocimiento local e internacional y son, de facto, los grandes embajadores de la Catalunya de este 2015, más que no los «ilusionistas» del Diplocat. Una Catalunya que, a pesar de las grandes dificultades que pasamos, tiene cosas concretas para enseñar, explicar y proponer al mundo. Mientras tanto, el gobierno de la Generalitat, carcomido por la corrupción, está obsesionado en promover la construcción de casinos en la Costa Dorada y, con los impagos, ha puesto a los proveedores y a los receptores de ayudas públicas al límite de la supervivencia. ¡Qué diferencia!

Yo era de quienes no veía la necesidad de las elecciones anticipadas del 27-S. Ahora sí. Pero no para votar por la independencia de Catalunya: de entrada, para echar cuanto antes a esta panda de ineptos que, en nombre del sacrosanto «proceso» (?), tienen monopolizada y secuestrada la Generalitat. Hay otra Catalunya posible y factible y estamos perdiendo un tiempo precioso retrasando su eclosión: Ada Colau, Josep Maria Bartomeu y los hermanos Roca nos lo demuestran con su ejemplo, su humildad y su energía.

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