«¡En Barcelona nos sobra corrupción! Quizás es un activo que tendríamos que explotar», exclama un señor minutos antes de empezar la original ruta turística que identifica el patrimonio arquitectónico de la ciudad con las prácticas corruptas de quienes han vivido o lo ocupan actualmente. La frase, dicha de manera espontánea, bien podría haber servido de inspiración al historiador, periodista y guía turístico Rafa Burgos, a quien hace tiempo que le merodeaba por la cabeza hacer visitas para los autóctonos. «Hago rutas del Modernismo y de Gaudí que están más pensadas para la gente de fuera y quería hacer algo para involucrar a los de aquí», comenta.
Rafa Burgos invirtió tres años en una investigación que ha visto la luz en forma de libro: ‘La Crema Catalana. Amiguismo, corrupción y otras miserias’ (Icaria Editorial), y que ha servido de guía para preparar la ruta turística. El autor explica que algunas agencias se negaron a promocionarla, «porque trabajan para empresas que no salen demasiado bien paradas en el libro», pero finalmente encontró una que se hiciera cargo, Viabarcelona.cat.
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