Antonio Tamarit trabaja desde hace 25 años como detective privado y se ha pasado una docena de ellos en Método 3, agencia de la cual fue director en Madrid hasta junio de 2010, cuando la dejó, precisamente un mes antes de la célebre comida de La Camarga, motivo por el cual asegura desconocer cómo se cocinó la grabación de la conversación entre Alicia Sánchez-Camacho y Vicky Álvarez, si bien tiene sospechas de cómo se hizo pública: niega rotundamente haber participado en su difusión, tal como insinúa Paco Marco, porque asegura que entonces ya no trabajaba para la agencia ni tampoco tenía acceso y recuerda que, en un informe policial, se apunta supuestamente a Marco o a su círculo cercano. El detective cree que «Paco ha conseguido pasar por una víctima, igual que la familia Pujol. Han conseguido darle la vuelta a la tortilla».
¿Qué opinión le merece la intervención de Francisco Marco en el Parlamento catalán?
«Personalmente, me pareció patética, amenazadora, nerviosa y llena de mentiras. Daba la sensación de alguien que se está ganando el sueldo. Una cosa es un detective privado y otra la vieja del visillo».
¿Se está refiriendo al personaje televisivo que interpreta José Mota?
«Sí?, aquella chismosa que consigue que todo el mundo acabe a palos».
¿Sabe cómo se cocina el Camargate?
«De este tema no tengo ningún conocimiento porque, cuando se hace la grabación de La Camarga, en julio de 2010, yo ya había dejado el agencia. De todos modos, Marco y su entorno ha conseguido llevar el debate público donde querían: que si Alicia Sánchez-Camacho lo sabía o no, que si el PSC lo había encargado o no, etc., pero, según mi manera de verlo, la cuestión está en quién ha vendido la grabación de la conversación. ¿Quién la ha vendido? ¿Por cuánto? ¿Por qué?»
¿Lo sabe?
«Parece que primero se lo tenía que comer todo Villena [Elisenda Villena, exdirectora de Método 3], pero ella, obviamente, no hizo nada de todo eso; después eran Tamarit y Peribáñez [detectives del agencia y autores del libro La Cortina de humo, del cual un juez ha prohibido su difusión e, incluso, que informen de su contenido], pero detrás de esto sólo había la obsesión de colocarle la porquería a otros; despué se dijo del CNI, también del Ministerio del Interior… Tal como indica un informe de la UDEF, a la grabación de La Camarga supuestamente sólo podría tener acceso él [Marco] o alguien de su entorno cercano porque la agencia ya estaba cerrada e, incluso, ya se había nombrado a un liquidador».
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