La escenificación de la paz en el seno de la federación de Convergència i Unió no ha durado ni un mes. En febrero, el motivo de las fricciones era la votación diferenciada en el Congreso por parte de los diputados de un partido y otro, que Unió interpretaba como una desautorización del liderazgo de Josep Antoni Duran i Lleida. Ahora, nuevamente con el liderazgo de Duran en el epicentro, el detonante de la trifulca son las críticas de alcaldes de Convergència, que han encendido al diputado democristiano Josep Sánchez Llibre.
Duran ha sido cuestionado públicamente por la alcaldesa de Figueres, Marta Felip, y por el alcalde de Mataró, Joan Mora. Felip considera que Unió no supone un obstáculo para la independencia, pero que Duran «podría serlo». Mora, por su parte, no ve acertado que Duran vuelva a ser candidato de CiU a las elecciones generales: ha dejado caer que el grupo parlamentario de CiU en Madrid no tendría que tener como portavoz «alguien que tiene dudas» sobre el proceso soberanista.
Indignación y advertencia
En respuesta en estas declaraciones, Sánchez Llibre, visiblemente enfadado, ha pedido una rectificación inmediata y avisado que «Si no lo hacen, las cosas empeorarán y será perjudicial no sólo para CDC, sino para CiU. Que sepan que esto se ha acabado, que ya no estamos dispuestos a llegar un milímetro más allá. Si quieren ir al precipicio, que vayan ellos, pero que nos dejen tranquilos. Y que trabajen y que ganen las elecciones. ¡Ya está bien! ¡Ya está bien!«.
Según el parlamentario democristiano, las declaraciones de los dos alcaldes eran «inaceptables, lamentables e impresentables».
Rull y el tono
En declaraciones a TV3, el coordinador general de CDC, Josep Rull, ha descartado desautorizar a los alcaldes, como exigía Sánchez Llibre: «Los alcaldes han expresado un malestar concreto. Yo puedo creer que estas declaraciones son más o menos desafortunadas, pero sobre todo después del tono de Sánchez Llibre no pienso desautorizar a mis alcaldes, no lo pienso hacer».
Rull ha descrito este episodio como «la enésima crisis de una mala salud de hierro que tiene CiU».
