Las Tierras del Ebro claman contra la Confederación Hidrográfica

La culpan de una mala gestión de la crecida, con prioridad para la producción eléctrica, que ha inundado cultivos
crescuda miravet
crescuda miravet

La indignación ha estallado en las Tierras del Ebro contra la gestión de la crecida del río efectuada por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). Los pantanos alcanzaron el máximo de su capacidad y la situación fue particularmente delicada en poblaciones como Tortosa o Miravet, el punto más sensible, que llegaron al límite de su caudal fluvial. Las últimas informaciones de este jueves por la tarde indican que el caudal se está estabilizando y la situación se va normalizando.

El alcalde de Miravet, Toni Borrell, ha reprochado este jueves a CHE que «no aprenden. Hacen cálculos y previsiones que después no se cumplen», y ha añadido que «Habían previsto un caudal para toda la semana de 1600 metros cúbicos por segundo y ahora tenemos 1850, una riada. La previsión no la decidimos nosotros y querríamos que se mantuviera el caudal y no fuera a más, que no anegara los cultivos, ni aumentara el nivel enel pueblo, ni nos provocara dolores de cabeza». Los alcaldes y la Generalitat critican que la gestión por parte del CHA ha priorizado los intereses de la producción eléctrica de los embalses.

Las cosechas
De momento, no se han registrado daños en domicilios. En cambio, las cosechas de los agricultores en localidades del Ebro se han visto perjudicadas. La riada ha inundado campos de naranjos, sembrados y huertas hacia el sur y el norte de Tortosa, así como plantaciones de árboles frutales en Miravet, informa el sindicato Unió de Pagesos (UP), que se ha unido a las voces críticas contra la actuación de la CHE, que juzgan lenta y poco diligente.

La crisis de la clementina
Los productores de fruta de las Tierras del Ebro no tene suerte. La riada es el último episodio adverso que encaran en la zona después de las sucesivas complicaciones que han generado la llamada crisis de la clementina (EL TRIANGLE, n. 1169). Al problema de reparto de las ganancias y a las carencias estructurales arrastradas por el sector de los cítricos catalán, que denuncian desde UP, se añadió el año pasado el secado de los frutos causado por las ventadas, que impidió la comercialización de más de la mitad de la cosecha de clementina porque la piel se había deshidratado.

Además, los productores tienen problemas con los seguros -muchos ni contratan, otros sí, pero algunas de ellos no cubren todas las contingencias- y, a largo plazo, la cosecha no distribuida acumulada y dispersa por los campos se tiene que convertir en abono para evitar problemas fitosanitarios relacionados con la proliferación de la mosca de la fruta.

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