El estruendo generado por la destitución de la primera teniente de alcalde de Lleida, Marta Camps, se encamina a los juzgados. No sólo porque Camps ha asegurado que ha informado la Justicia de supuestas irregularidades del paer Àngel Ros y su gobierno municipal, sino porque el propio Ros ha anunciado que denunciará a Camps por esas acusaciones, que considera que responden a una conducta «calumniosa e injuriosa» y a una venganza.
En cuanto a las acusaciones concretas, entre otras aclaraciones, Ros ha explicado que los 36.000 euros gastados en corbatas y fulares figuran en una partida de los presupuestos y no suponían una malversación y que los 12.000 euros de un viaje a Hannover totalizaban los gastos de un estand y del viaje de los representantes de la capital del Segre. Además, ha defendido la legalidad de todas las contrataciones y ha negado que se hicieran a dedo.
Por su parte, Camps acusa a Ros de mentir, dice disponer de más documentos «graves» y ha especificado que no habló de ilegalidades, sino de gastos desorbitadas. «Los problemas no derivan de una lucha personal«, ha explicado en RAC1, sino del sistema de hacer política que Ros, a juicio de la ex concejal, impone y que, dijo, «deja mucho que desear en cuestiones de irregularidades, en cuestiones de cómo se deben gastar el dinero público y de cómo se debe gestionar un equipo profesional». «A la gente, a los funcionarios, no se les trata con coacciones, no se les trata con presiones, no se les trata con prácticas, diríamos, casi mafiosas«, ha añadido.
Iceta, con Ros
En la línea de la justificación que dió Ros sobre la destitución de Camps, Miquel Iceta, líder del PSC, ha atribuido el conflicto a una quiebra de la confianza este viernes, en una entrevista en Radio Nacional de España.
Iceta ha dicho que cuando se elaboran listas electorales surgen sobresaltos y ha lamentado las declaraciones de Camps contra Ros. El líder de los socialistas catalanes cree que este lío no pasará factura electoral al actual paer.
