Poco después de la expulsión de Cristina Puig y de la apertura de un expediente a Francesc Cruanyes por colaborar con el Diario de Girona y el Semanario del Alt Empordà, los actuales jefes de Televisión Española han provocado el rechazo de los trabajadores de la pública estatal con el fichaje de más de una decena de nuevos periodistas.
Estos fichajes, efectuados en un contexto de grandes dificultades económicas y escasas audiencias en RTVE, son interpretados como la creación de una redacción paralela al gusto de la dirección, que justifica las incorporaciones por la necesidad de contar con más efectivos para cubrir el año electoral.
Las once caras nuevas llegan justo después de la marginación de dos redactores de la sección de Economía y la maniobra, según el presidente de Consejo de Informativos, Alejandro Caballero, sirve para «arrinconar a los profesionales para poner en su lugar a personas que no tienen en la mayoría de los casos un bagaje que lo justifique» y «crear un aparato de propaganda formado, directamente, por escribanos».
Cuando se convirtió en jefe de informativos, José Antonio Álvarez Gundín aseguró que «he venido solo» y «no contrataremos a nadie». Ahora, sin embargo, incorpora a Susana Burgos (ex subdirectora de La Gaceta), Alejandra Alloza (ex de TVE y últimamente a Intereconomía), Elena Mata y Alicia Gracia, todas ellas con un pasado en el grupo ultraconservador de Julio Ariza, entre otros profesionales.
Los trabajadores de TVE también están indignados por cómo se ha llevado a cabo la contratación: denuncian que la dirección ha ignorado a los empleados que tiene en plantilla y a los 4.000 del banco de datos. Prevén movilizaciones y medidas legales contra estas incorporaciones.
