Esta basura totaliza unas 269.000 toneladas en los océanos de todo el mundo, según la estimación de un equipo de investigadores de Estados Unidos, Chile, Francia, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda, a partir de datos de 24 expediciones oceanográficas que estudiaron los cinco grandes sistemas de corrientes marinas entre 2007 y 2013.
Las principales conclusiones de estos estudiosos son que esta contaminación, por el efecto de las corrientes, afecta a todos los océanos y que en la superficie oceánica hay menos microplásticos de los previstos, probablemente por la ingesta de la fauna, un problema, el de la introducción del plástico en la cadena alimentaria, que es de una magnitud superior a la esperada.
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