Los seis activistas imputados a raíz de una manifestación en Esplugues contra el Plan Caufec en 2007 han negado este lunes, durante el juicio que se ha celebrado en la Ciutat de la Justicia, haber agredido a ningún policía durante las protestas que hubo al final de la marcha.
La Fiscalía y la defensa de los Mossos piden penas que van hasta los tres años de prisión por un delito de atentado contra la autoridad, de desorden público y de lesiones. Los activistas han reconocido que hubo «un barullo» entre manifestantes y policías pero han negado más agresiones que «los golpes» de los agentes.
El subinspector de los Mossos, Jordi Arasa, condenado para golpear al diputado David Fernàndez, ha declarado que uno de los acusados se le echó encima y le golpeó varias veces. El mando, pero, ha dicho que no ordenó su detención en el momento de los hechos porque no lo consideró conveniente por el contexto y la tensión que había.
Preguntado por la seguridad a la hora de identificar a su supuesto agresor si iba disfrazado y sólo se le veía «la mandíbula», Arasa ha replicado que lo identificó porque el activista se sacó la peluca durante un momento.
Los cuatro jefes del dispositivo policial han declarado que no vieron ninguna agresión. El juicio se prolongará hasta miércoles.