La mala fama que el arquitecto valenciano, Santiago Calatrava, se ha ganado con algunas de sus obras en Oviedo, Bilbao, Valencia o Venecia ha llegado a Nueva York. Los norteamericanos están que trinan con el proyecto del intercanviador que quiere levantar en la Zona Cero.
El ‘New York Post’, en un artículo firmado este agosto, ha calificado irónicamente el proyecto de «Calatrasaurus«, pues lo compara con los dientes y el esqueleto de un dinosaurio. El diario critica el «derroche económico vergonzoso», el presupuesto se ha doblado y ha pasado de 2.000 a 4.000 millones de dólares, y califica el intercanviador de «vergüenza de las obras públicas».
Lo hemos explicado muchas veces desde el EL TRIANGLE: A Calatrava le lloverán críticas de todas partes mientras expanda sus chapuzas por el globo terráqueo.