Las autoridades madrileñas y españolas se enfrentaban al primer caso de contagio de Ébola en suelo propio y de Europa y su actuación ha revelado negligencias alarmantes. Lo indican desde el mismo Gobierno del Estado: posible «relajación de procedimientos» al atender el misionero Manuel García Viejo y «puntos débiles en los procedimientos de aplicación del protocolo» en relación a Teresa Romero, la auxiliar de enfermera infectada.
El estado de la Sanidad en la capital española, y en particular los recursos al alcance de sus profesionales, ha sido decisivos en el desbarajuste, según exponen los testigos. Un trabajador encargado de la limpieza del Hospital Carlos III ha declarado a Eldiario.es que no les explicaron el protocolo de recogida de residuos procedentes de infectados por Ébola ni disponían de equipación adecuado. Hasta este miércoles, asegura, no han recibido indumentaria capaz de resistir un chorro de líquido.
En cuanto al personal sanitario, todavía se encuentra en peligro, considera el presidente del Consejo General de Enfermería, Máximo González, quien ha declarado a la Cadena SER que demostrarán «una cadena impresionante de errores» y que reportarán a la Justicia «centenares de datos» que evidencian errores e improvisación, como los que ponen de manifiesto que los enfermeros no tenían los conocimientos específicos para enfrentarse a casos de Ébola.
El lío sanitario en Madrid se agrava con el hecho de que la Comunidad que preside Ignacio González prescindió en 2008, cuando mandaba Esperanza Aguirre, del órgano dedicado específicamente a la gestión de las epidemias. Es el único territorio del Estado que no dispone de una Dirección general de Salud Pública.
En ese sentido, el doctor que atendió a Teresa Romero con un vestido protector «corto por las mangas» ha explicado en una comunicación interna a otros profesionales del Carlos III que «del doble positivo de la paciente vuelvo a enterarme antes por los medios periodísticos que directamente por la autoridad competente».
