El Gobierno de Mariano Rajoy ha decidido recuperar al último director de RTVE del Gobierno de José María Aznar (2002-2004). El sustituto de Leopoldo González-Echenique al frente de los medios públicos del Estado es José Antonio Sánchez quién, entre estas dos etapas, se ha visto implicado en dos escándalos.
Telemadrid, por la calle de la amargura
Por un lado está la gestión de Telemadrid. Hace años que la calidad y la pluralidad de sus contenidos, en particular de los informativos, se hunden y la audiencia la abandona. Esta cadena, con Sánchez como director general desde el 2011, ha batido este año sus mínimos históricos de audiencia y ha efectuado el despido del 74% de la plantilla, 861 trabajadores, mediante un ERO declarado improcedente por el Tribunal Supremo.
Sánchez, denunciado por cinco delitos por CCOO porque supuestamente favoreció a Telefónica Broadcast Services en concesiones de servicios de realización y producción, tendrá que superar un examen de idoneidad ante la Comisión Consultiva de Nombramientos del Congreso de los Diputados. Y será elegido si recibe dos tercios de los votos del hemiciclo en primera votación o si obtiene mayoría absoluta en la segunda.
Los papeles de Bárcenas
Por otro lado, Sánchez ha aparecido en los papeles de Luis Bárcenas. En concreto, según estos documentos del ex tesorero del Partido Popular, Sánchez cobró más de un millón de pesetas de la contabilidad ‘en B’: 800.000 pesetas en 1994 y 300.000 más en 1995.
Con este bagaje acumulado durante la última década y gracias a la mayoría absoluta del PP, Sánchez repetirá como jefe de RTVE. «Realizó un gran trabajo» y «dejó a TVE como líder de audiencia» entonces, han argumentado los populares en el Congreso. Aquellos fueron los años de Alfredo Urdaci como presentador de informativos y de controvertidas coberturas de acontecimientos como el hundimiento del Prestige, la huelga general de 2002, las masivas protestas por la participación española en la guerra de la Irak y los atentados del 11-M.
