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La cerveza Moritz no explica que está fabricada en La Zaragozana

Moritz

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La cerveza Moritz, por obra y gracia de su «creador», el experto en branding y marketing Albert Castellón, se ha convertido en una bebida que se identifica con la causa independentista catalana. Pero, paradojas del mundo de los negocios, las diversas bebidas de la marca Moritz se producen… en la fábrica de cervezas La Zaragozana, ubicada en la calle Ramon Berenguer IV, número 1 de la capital de la Aragón.

Desde Moritz esconden con celos esta grave contradicción, que obedece a la estrategia de comercialización desarrollada por la familia Roehrich, heredera y propietaria de la histórica marca catalana de cerveza. Los Roehrich, a través de la empresa Agora S.A., son propietarios de La Zaragozana, que produce y distribuye diferentes cervezas, fundamentalmente por el mercado aragonés (la gama Ámbar, Marlen y Sputnik) y en sus instalaciones industriales de Zaragoza elaboran también todas las cervezas de la marca Moritz (Quintu, Aigua de Moritz, Moritz 17.14 y Epidor).

(…) En este país que ha quedado KO por la monumental estafa perpetrada por la familia Pujol, la falacia de la Moritz es otra muestra de la impostura «made in Catalonia». Moritz se vanagloria de fabricar su cerveza con agua del Montseny, lúpulo checo de Saaz y de etiquetar sólo en catalán, pero todo el proceso de producción industrial está «deslocalizado» a la otra orilla del Ebro y se hace con personal laboral de Zaragoza.

El artífice de esta escandalosa «trampa» a los consumidores catalanes es Albert Castellón, formado en Esade -como Iñaki Urdangarin- y considerado un «genio» de las técnicas comerciales. Albert Castellón trabajaba para la multinacional Unilever y fue fichado por los hermanos Roehrich que, en 2003, decidieron relanzar la cerveza Moritz. Esta marca trae el apellido de su fundador, Louis Moritz, un alsaciano que se instaló en Barcelona en 1851 y que consiguió una gran popularidad con la cerveza que fabricaba. Antes de la guerra civil, la Moritz dominaba un 34% del mercado catalán. La marcha de la empresa se quebro cuando cayó bajo la órbita del grupo industrial de Banca Catalana y acabó desapareciendo en 1978.

(…) Albert Castellón es un ejemplo de la nueva ola de independentistas desacomplejados, como Xavier Sala-y-Martin, Toni Soler, Joan Laporta, Jordi Graupera o Ramon Carnero. Suya es una curiosa interpretación de las técnicas de marketing y branding, consistente en «identificar una marca con una ideología», de forma que ha intentado convertir la histórica Moritz en «la cerveza de los independentistas catalanes», pero con un «plus» de exclusividad y chovinismo elitista que envuelve un precio más elevado que el de la competencia.

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