Al Barça le estalla el ‘Qatargate’

El expresidente Sandro Rosell es el epicentro del escándalo
sandro rosell
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Jaume Rosell fue uno de los grandes beneficiarios de la corrupción que embadurnó el régimen pujolista. Con su socio Carles Sumarroca, y a través de la empresa Emte, se llevaron carretadas de millones con la adjudicación amañada de obras públicas de la Generalitat. Pero, además del dinero y de la patria catalana, Jaume Rosell tiene otra debilidad: el Barça, club del cual fue gerente durante la etapa del presidente Agustí Montal.

A Jaume Rosell le hubiera gustado ser presidente del FC Barcelona más que cualquier otra cosa en esta vida. Finalmente, lo consiguió en 2010, pero en la persona de su hijo Sandro, al que domina psicológicamente y obligó a dimitir. En la actualidad, Jaume Rosell acumula, con toda discreción, una de las grandes fortunas de Barcelona, gracias a la venta de su participación en la compañía Emte. Buen provecho.

Pero como padre padrone de Sandro, el riquísimo Jaume Rosell vive una doble pena: por una parte, tiene que ver que su hijo está imputado por la Audiencia Nacional por el fraude fiscal en el fichaje de Neymar y, además, no osa poner los pies en Brasil por si sus negocios sucios con Ricardo Teixeira -el expresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol- lo acaban atrapando judicialmente; por otra parte, constata con dolor que la gestión de Sandro Rosell al frente del Barça y, en especial, los contratos que vinculan la entidad azulgrana con el emirato de Catar están a punto de hundir la credibilidad y la reputación internacional de su amadísimo club.

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