«El Rey Juan Carlos ha abdicado para continuar manteniendo el negocio familiar». Se trata de una afirmación que encaja a la perfección con la tradición ideológica de la izquierda radical republicana. No entronca, en cambio, con los posicionamientos tradicionales de CiU. Pero vivimos tiempos de cambios y desde que la coalición que lidera Artur Mas se apuntó al independentismo, todo es posible. Incluso, que el portavoz del Gobierno de Mas y consejero de la Presidencia, Francesc Homs, sea el autor de la frase.
La pronunció en un acto organizado por la Generalitat en Ginebra. Homs se quejó a los suizos de que en Catalunya no les dejan montar una consulta sobre la independencia mientras que en este país hacen consultas populares cada dos por tres. No me consta, de todos modos, que se haya hecho allí referéndum alguno proponiendo que un cantón suizo se puede declarar independiente.
En todo caso, la agresividad verbal de Homs no se aviene con las formas parlamentarias y diplomáticas a que nos tenía acostumbrados históricamente CiU. De hecho, a Artur Mas le cuesta una barbaridad pronunciar la palabra independencia. Su portavoz, por lo que parece, tiene manga ancha para hablar con más desparpajo.
Al día siguiente se celebró una manifestación en la plaza de Sant Jaume para reclamar que se convoque un referéndum sobre si España tiene que continuar siendo una Monarquía o convertirse en una República. Fui con la esperanza de ver si aparecía Homs enfundado en una bandera republicana, gritando «Borbones, ladrones, estamos hasta los cojones» y quemando contenedores.
Ni él ni ningún dirigente destacado de CiU o del Gobierno catalán se dejaron caer por la plaza donde está el Palacio de la Generalitat. Por el camino que vamos, sin embargo, yo no descartaría nada en el futuro próximo.
