Si alguien se ha paseado este miércoles de Sant Jordi por la FNAC de plaza Catalunya de Barcelona, no habrá notado demasiada diferencia, en relación a la actividad diaria que se vive en estos grandes almacenes de la cultura, excepto por un ruido, que unas veces parecía un rumor y otras se podían entender perfectamente los mensajes reivindicativos que vociferaban los huelguistas.
Medio centenar de trabajadores ha secundado la huelga convocada por el sindicato minoritario de la FNAC el Triangle, la CGT, después de que el mayoritario, la UGT, se haya desentendido vía comunicado unas horas antes. Pancartas, silbatos y ganas de los trabajadores de explicar la precariedad laboral a que les somete la multinacional han recibido a los peatones que paseaban por la zona. Sí que ha habido pleno seguimiento entre los autores que han boicoteado el acto de firma de ejemplares.
Dentro del edificio, algunos trabajadores se solidarizaban con los huelguistas, y otros se desentendían, a pesar de la expectativa que ha levantado la protesta en las redes sociales y el apoyo que ha recibido de los autores que tenían que firmar sus obras. Ninguno de los escritores previstos para la mañana se ha acercado a firmar.
Los trabajadores reclaman las cantidades perdidas en los últimos años y un salario justo que se sitúe fuera de la pobreza laboral. «Los trabajadores de FNAC nos consideramos pobres», ha considerado el delegado CGT en FNAC el Triangle, Ferran Moltó.
El cupaire David Fernàndez se ha personado para «agradecer a los 35 escritores que se han negado a colaborar con una empresa que maltrata sus trabajadores». «Es un fraude que una multinacional que el año pasado tuvo 21 millones de euros de beneficio esté extorsionando y vulnerando el derecho de huelga», ha concluido.
