Hay un curioso paralelismo entre Teodorín Obiang, el hijo del sátrapa de Guinea Ecuatorial, y Jordi Pujol Jr., el hijo grande del Muy Honorable presidente Jordi Pujol: su afición desmesurada por los coches de alta gama. Teodorín Obiang está procesado por la justicia francesa por «desvío de fondos públicos, desvío de dinero, blanqueo, abuso de bienes sociales y abuso de confianza». Por su parte, Jordi Pujol Ferrusola está en el punto de mira de la Audiencia Nacional por unos cargos muy parecidos y su ex mujer, Mercè Gironés, ya ha sido imputada por «blanqueo de capitales».
En el decurso de las investigaciones, la policía francesa requisó a Teodorín Obiang un total de nueve coches de lujo en su residencia de París: un Mercedes, un Rolls Royce, dos Bentley, un Porsche Carrera, un Ferrari 599 GTO, un Maserati y dos Bugatti, que fueron subastados por orden judicial. Por su parte, el juez Pablo Ruz ha abierto diligencias para averiguar la compra por parte de Jordi Pujol Jr. de once coches de alta gama: tres Ferrari, tres Porsche, dos Mercedes, un Jaguar, un Lotus Elan SE y un Lamborghini Diablo.
La conexión automovilística que une al hijo del dictador Obiang con el hijo del patriarca Pujol sería motivo de una buena tesis psicológica y de un jugoso análisis político.
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