El cierre de las seis plantas de tratamiento de purines con cogeneración de energía que hay en Catalunya y la carencia de soluciones por parte del ministerio de Agricultura está encendiendo los ánimos de los ganaderos, que estos días intensifican las movilizaciones y las gestiones para encontrar una salida al problema medioambiental que genera.
En este contexto, representantes del sector porcino catalán se han reunido este viernes con Alícia Sánchez-Camacho para intentar que su influencia en Madrid ayude a superar la situación de punto muerto del conflicto. Creen que hace falta una moratoria que permita implementar alternativas planificadas y que si se tienen que acabar cerrando las plantas, no se puede hacer de golpe, como prevé el Real Decreto.
La solución
Encontrar una solución no es fácil, toda vez que la reducción de las subvenciones a la producción eléctrica de estas plantas, decretada con carácter retroactivo por el ministro José Manuel Soria, las hace económicamente inviables. En un primer momento, el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, se mostró dispuesto a sufragar las pérdidas que sufren las plantas de tratamiento debido al recorte de las primas en un 40%. Pero, con el paso de los días, esta posible solución se ha ido enfriando. A día de hoy, los ganaderos no saben nada por parte de Madrid en relación a una aceptación de la moratoria, pero esperan tener una respuesta al respecto en dos o tres semanas.
La acumulación de purines
Según el consejero de Agricultura de la Generalitat, Josep Maria Pelegrí, se está negociando con el ministerio una nueva salida que implicaría subvencionar directamente los ganaderos, pero tampoco se han concretado los detalles. Mientras tanto, los purines se acumulan en las 480 explotaciones ganaderas catalanas que utilizaban las plantas de cogeneración y la exasperación de los ganaderos aumenta. De momento, eso sí, buena parte los problemas que podría generar esta acumulación se han podido evitar porque este es un momento óptimo para adobar los campos, pero la Unió de Pagesos estima que los problemas se generalizarán en un mes, si la situación no cambia.
