El Empordà, donde este lunes por la mañana siguen trabajando 54 vehículos y 7 medios aéreos para extinguir un fuego que continúa inestable, es una muestra de aquello que los Bomberos de la Generalitat denuncian desde hace cuatro años. La Generalitat dedica cada vez menos recursos a una plantilla menguante con unas herramientas que sólo son renovadas cuando se estropean.
Los recortes de Interior afectan tanto al mantenimiento como a la prevención. Vecinos ampurdaneses, que hace dos veranos sufrieron uno de los peores incendios de los últimos años, se quejan de que las nevadas de 2010 dejaron muchos bosques dañados. Cuatro años después, una buena parte de ellos todavía sigue igual, sin desbrozar, lo cual facilita la propagación rápida de las llamas en caso de incendio.
La crisis que sufren los propietarios de los bosques, junto con la crisis de la Generalitat, hace que en estos años no se hayan podido mantener los niveles de limpieza forestal de temporadas anteriores. Todavía no ha empezado la primavera y el fuego del Empordà consta como el primer aviso de una campaña que se prevé -si no vuelve a haber milagro de la Moreneta- dura, tanto por la carencia de efectivos, como por el estado precario del material y el mal mantenimiento de algunas zonas boscosas.
