No se sabe. Conocer cuánto paga la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) a la empresa Mediapro por los derechos de emisión de las carreras de Fórmula 1 es un misterio protegido, desde hace años, por estrictas cláusulas de confidencialidad contractual.
En un país como Catalunya, diezmado duramente por la crisis y la pobreza, es una burla que la televisión pública gaste una millonada en la retransmisión de estas carreras automovilísticas, un espectáculo carísimo que controla el multimillonario británico Bernie Ecclestone. A pesar de que los aficionados a este show ya pueden seguir la temporada de F1 a través de Antena 3 TV, la CCMA continúa malgastando una fortuna para comprar los derechos a Jaume Roures, un ex trabajador de TV3 que presume de militancia trotskista, a quien ha renovado el contrato para los años 2014 y 2015.
El misterio que rodea las relaciones comerciales entre la CCMA y Mediapro choca frontalmente con la supuesta transparencia que pregona el presidente Artur Mas en su gestión como presidente de la Generalitat. El presidente de la CCMA, Brauli Duart -un valenciano de pasada militancia maoísta- ha dicho en varias ocasiones que haría públicos los contratos de TV3 con las productoras privadas, como por ejemplo Mediapro, pero lo cierto es que, hasta ahora, no lo ha hecho.











