Ya hace meses que desde el núcleo duro del Partido Popular se ha diseñado una agenda muy apretada con actos de los dirigentes del Gobierno español y del PP en Cataluña para contrarrestar la iniciativa soberanista. Dentro de este plan de actuación se circunscribe la convención celebrada en Barcelona el fin de semana pasado, con presencia del presidente del Ejecutivo español, Mariano Rajoy.
Alicia Sánchez-Camacho, la líder del PP catalán, no pasa sus mejores horas. Forzada a ejercer de guardia civil contra el Gobierno de Artur Mas, ahora tiene que afrontar el coste que tiene por ella el caso Método 3, un asunto de espionaje que la ha desestabilizado en los últimos meses. La Mesa del Parlament de Catalunya ha aprobado mayoritariamente la comparecencia de ella y del diputado José Zaragoza, ex secretario de organización del PSC, este 29 de enero, para aclarar su participación en los hechos de La Camarga. De momento, la presidenta del PP catalán se niega a asistir, a no ser que se constituya una comisión de investigación que llame a declarar a todos quienes intervinieron en el caso. Por su parte, la presidenta del Parlament, Núria de Gispert, ya ha pedido a la dirigente del PP que asista, por respecto a la Cámara.
Alicia, tocada
El desembarco de la plana mayor del Gobierno español y de la dirección del PP que tuvo lugar este fin de semana en Barcelona ha podido parecer que era un espaldarazo al liderazgo de Alicia Sánchez Camacho. Pero, en realidad, la política gerundense pasa por momentos duros. El lío de Método 3 ha cuestionado su estilo político y lo ha dejado en evidencia. Por otro lado, pese a una flexibilidad política indiscutible, Alicia se ha convertido en uno de los rostros del «no» al derecho a decidir. Dentro del PP, son muchos quienes ponen en entredicho que sea la persona adecuada para liderar a la derecha española en Cataluña.
En las filas del Partido Popular catalán aparecen dos figuras que han ido cultivando un perfil propio y que disponen de una importante base de apoyo. Por un lado, Xavier Garcia Albiol, quien desde la alcaldía de Badalona ha construido un aparato político nada despreciable. Con un discurso que roza la xenofobia en el tema de la inmigración, Garcia Albiol ha atraído votos de la extrema derecha, a pesar de que ahora se afana en suavizar su imagen.
Por otro lado, asoma la cabeza con fuerza Dolors Montserrat, la joven vicepresidenta tercera del Congreso, de la cuerda de Fernández Díaz e hija de la otra Dolors Montserrat, pieza clave de la antigua Alianza Popular por su relación con Manuel Fraga. La hija sería un recambio ideal para quienes aspiran a un discurso más centrado y menos beligerante. El espaldarazo del ministro del Interior, Jorge Fernández, a Dolors Montserrat Jr. podría ser una de las claves de los próximos meses dentro de los populares catalanes.
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