En mi vida las he visto de todos colores. El fallido acto de conciliación que tuve días atrás en la Ciutat de la Justícia con los abogados de la diputada y senadora Alicia Sánchez-Camacho es una «perla» que guardaré para el recuerdo. La presidenta del PP de Cataluña me pedía 200.000 euros por haber reproducido en la web de EL TRIANGLE la conversación del restaurante La Camarga y por dos portadas de la revista que considera que atentaban contra su honor. Por supuesto, me negué a sus pretensiones y el próximo 21 de mayo nos veremos las caras en un juicio.
El caso de La Camarga es uno de los episodios más esperpénticos de la vida política catalana. Desgraciadamente, la Audiencia de Barcelona ha decidido archivarlo antes de que se pudiera averiguar y demostrar la verdad de lo que realmente pasó aquel 7 de julio de 2010. Lo explicó claramente la detective Elisenda Villena, directora de Seguridad de la agencia Método 3, en la entrevista que publicamos en la última edición de EL TRIANGLE: Alicia Sánchez-Camacho estaba perfectamente enterada de que su comida con Vicky Álvarez, la ex amante del hijo mayor del ex presidente Pujol, estaba siendo captada con una grabadora escondida en el reservado del restaurante.
La denuncia del PP
A comienzos de 2013 y por motivos aun por aclarar, el pendrive con el contenido de esta conversación empezó a circular por las redacciones de los medios de comunicación. Los diarios El Periódico y El Mundo se hicieron eco, aportando detalles muy precisos de las confidencias que Vicky Álvarez hizo a la diputada y senadora popular durante la comida. Es en este momento cuando Jordi Cornet, secretario general del PP de Cataluña, presenta una denuncia a la jefatura de la Policía Nacional en Vía Laietana contra estos dos diarios y afirma que hay una «conspiración» contra su partido, consistente en el espionaje a sus máximos dirigentes.
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