Nuestro hombre en Pyongyang

Alejandro Cao de Benós, delegado especial del Comité de Relaciones Culturales de Corea del Norte, explica su versión de la caída en desgracia de Jang Song-Thaek
Alejandro Cao de Benós
Alejandro Cao de Benós

Vuelve la kremlinología , aquella ciencia difusa que se dedicaba a analizar los acontecimientos que se producían en la cúpula del poder de la Unión Soviética a partir de aparentes hechos secundarios, como los cambios en el protocolo y los mensajes subliminales en la prensa y los comunicados oficiales. Es lo que tienen los regímenes opacos, como el de Corea del Norte.

Los últimos acontecimientos en Pyongyang, la capital del último estado estalinista del planeta, hacen las delicias de los amantes de esta kremlinología. El tío de Kim Jong-un, el dirigente máximo del país, Jang Song-Thaek, que pasaba por ser el mentor del líder y el verdadero hombre fuerte, ha caído en desgracia y ha sido fusilado. Se especula sobre los cambios que esto puede comportar por la política de un país que posee armamento nuclear. En Cataluña tenemos a un conocedor de los intríngulis de la políitica de ese país: Alejando Cao de Benós, un tarraconense que es delegado especial del Comité de Relaciones Culturales norcoreano.

La caída de Jang
Cao de Benós nos atiende con amabilidad. ¿Qué ha pasado en Pyongyang? «Jang era un hombre relevante dentro del régimen. Lo era en edad y en veterania dentro del partido. Pero ya tenía antecedentes. Hace unos años fue apartado de las responsabilidades que ejercía. Sólo la bondad de los dirigentes máximos hizo posible que se le diera una segunda oportunidad. Pero cometió robos y preparó un golpe de estado».

Pero la pena de muerte… «Personalmente -asegura Cao de Benós- soy contrario a la pena de muerte. Es más, así lo manifesté personalmente a las autoridades de Corea del Norte. Para mí, en estos casos lo mejor es condenarlos a una pena de trabajo, que es lo que se suele hacer con quienes cometen algún crimen. De lunes a viernes, a trabajar. En una mina, en una construcción, en una granja… Y el sábado, a recibir clases de formación política». Y los domingos? «A descansar, pero en prisión»

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